El Premio Nobel de Economía 2024, otorgado a los autores de "Por qué fallan los países", nos invita a reflexionar sobre los factores que hacen que algunas naciones progresen mientras otras se estancan. La tesis central del libro destaca que el éxito o fracaso de un país no se debe solo a sus recursos naturales o geografía, sino en la solidez y calidad de sus instituciones. Las economías que prosperan son aquellas que han construido y sostenido instituciones inclusivas y eficientes.
Estas reflexiones resuenan en diversas áreas de la realidad chilena. A lo largo de su historia, el país ha enfrentado desafíos significativos, pero uno de los pilares clave de su crecimiento sostenido ha sido la solidez de sus instituciones, tanto en el ámbito público como en el privado. En este marco, el rol de ProChile, que celebra su 50 aniversario este año, ha sido decisivo para conectar la economía chilena con el mundo. Pero no ha estado sola, su éxito ha sido posible gracias a una articulación constante con otras instituciones estatales y actores privados.
ProChile ha sido pilar fundamental para ampliar los horizontes comerciales del país; sin embargo, sus logros no habrían sido posibles sin la colaboración estratégica con otros organismos públicos, trazando políticas para la inserción de Chile en los mercados globales.
El sector privado también ha sido un socio clave en este proceso. La estrecha colaboración entre ProChile y las empresas exportadoras ha permitido al país mantener una sostenida oferta de productos de calidad, diversificados y competitivos en los mercados internacionales. Las asociaciones gremiales de Los Lagos han desempeñado un papel fundamental en la consolidación de una economía basada en la apertura comercial, fortaleciendo el desarrollo regional y nacional.
Así, Chile ha logrado posicionarse como un actor clave en áreas como la exportación de cobre, salmón, mejillones, vino, frutas, servicios tecnológicos y manufactura avanzada. Este éxito no es fruto del azar, es el resultado de la consolidación de un marco institucional robusto que ha permitido que el crecimiento esté ligado a la calidad de sus recursos, a la innovación constante de las empresas y a la capacidad de sus instituciones para fomentar inclusión y la competitividad.
A medida que Chile enfrenta nuevos desafíos, como la transición hacia una economía verde y la adopción de tecnologías emergentes, el ejemplo de ProChile en su rol de articulador entre el sector público y privado se vuelve más relevante que nunca. Los próximos 50 años serán cruciales para seguir adaptando nuestras instituciones a un mundo en constante cambio, aprendiendo de los principios que hacen que los países prosperen.