El pasado 27 de septiembre se conmemoró un nuevo Día Mundial del Turismo, bajo el lema "Turismo y paz", un llamado que resuena profundamente en nuestra región, donde la actividad turística tiene el potencial de actuar como un puente para la cohesión social y el desarrollo sostenible. En un contexto caracterizado por su rica diversidad cultural y natural, el turismo puede ser una herramienta para promover el entendimiento y la cooperación entre comunidades, contribuyendo a la paz social y un crecimiento inclusivo que beneficia a todos los actores locales.
En la Región de Los Lagos, donde los paisajes imponentes y la herencia cultural conviven con desafíos económicos y sociales, el turismo representa una oportunidad única para fomentar la sostenibilidad. Sin embargo, esto solo es posible si se gestionan los recursos de manera responsable y se involucran a las comunidades locales en la planificación y toma de decisiones. El concepto de "Turismo y paz" debe trascender el discurso y traducirse en políticas y prácticas que promuevan la equidad, reduzcan las brechas de desigualdad y fortalezcan el respeto por la identidad cultural del territorio.
En este escenario, la academia juega un papel crucial. Universidades e institutos de la región han desarrollado iniciativas de investigación, fomento y desarrollo productivo que buscan promover un turismo más sostenible e inclusivo. Desde la identificación de indicadores de gobernanza turística hasta la creación de redes de cooperación entre actores públicos y privados, el aporte académico se convierte en un catalizador para el cambio, promoviendo el desarrollo de capacidades locales y la formulación de políticas basadas en evidencia.
Para que el turismo realmente contribuya a la paz en nuestra región, es esencial implementar estrategias que equilibren el crecimiento económico con la conservación ambiental y la justicia social. La colaboración entre el sector público, privado y académico debe orientarse a fomentar un turismo que no solo atraiga visitantes, sino que también mejore la calidad de vida de las comunidades receptoras y preserve el entorno natural que hace único a la región.
El desarrollo turístico no puede ser visto como un fin en sí mismo, sino como un medio para construir sociedades más justas, en armonía y sostenibles. Tenemos la oportunidad de ser un ejemplo en turismo responsable, que fortalezca la paz y la prosperidad, siempre que se aborden los desafíos con una visión de largo plazo y un enfoque verdaderamente inclusivo.