JJ. OO. y el resguardo de sus valores
El profesor de educación física y filósofo español de los años 70 y 80 José María Cagigal hablaba del "hecho deportivo", como aquella oportunidad de desarrollo interdisciplinario personal y social que el deporte bien realizado ofrece a las personas y sus comunidades. Requiere llevar la mirada no solo a lo que está ocurriendo en la cancha, sino que a la variedad de conocimientos y habilidades representadas por múltiples cantidades de participantes.
Los Juegos Olímpicos son el hecho deportivo más grande y potente, que, desde su origen en tiempos de la Grecia antigua, son capaces de impactar el mundo entero. Por esta razón, algunas veces el país organizador lo aprovecha con propósitos políticos que no siempre conducen a lo que deporte bien hecho comunica.
Es tarea de nosotros, los deportistas, de resguardar estos valores. Hay ejemplos también de otros eventos no olímpicos, como el Mundial de Rugby de 1995 que sí envió un mensaje claro y positivo en la reconciliación de Sudáfrica, o que yo mismo fuera víctima de estas arbitrariedades generadas con intenciones políticas durante las semifinales de Copa Davis en Suecia 1975 al ser amenazado de muerte si representaba a Chile.
Nosotros hacemos deporte porque es parte de nuestra humanidad, nos nace juntarnos, compartir y competir, generando un momento de verdadera paz y esperanza de una mejor vida, situación que la escena de "festividad" de la inauguración de París 2024 no contribuyó a comunicar.