40 horas: una oportunidad y un proceso
Este 26 de abril de 2024 comienza a regir, en parte, la ley que rebaja la jornada ordinaria de trabajo paulatinamente hasta las 40 horas semanales. La ley es fruto de una larga tramitación, de muchos consensos, pero también de profundas discusiones y de amplios disensos que buscamos limar, o al menos, reducir en la Comisión de Trabajo del Senado, donde modificamos profundamente el proyecto con la intención de hacerlo menos perjudicial para los empleadores y el empleo en general, sin perder su esencia como un beneficio para el trabajador.
Desde ya es fácil observar que un proyecto tan complejo y que trata tantos temas diferentes no dejó indiferente a nadie y que mientras algunos acusaban que el proyecto era extremo para un lado, otros alegaban precisamente lo contrario. Lo cierto es que el proyecto logró su objetivo de ser un punto de equilibrio entre las posturas más extremas.
Si bien, en principio, la ley parece simple en su titular: la rebaja de la jornada ordinaria máxima semanal de 45 a 40 horas en un período de 5 años, 1 hora al primer año, 2 más al tercer año y otras 2 al quinto, lo cierto es que el proyecto contenía muchos otros elementos como, por ejemplo, la regulación de las jornadas especiales regidas por el Código o por autorización de la Dirección del Trabajo para faenas mineras; trabajadoras de casa particular, en cuyo caso se regulan las jornadas puertas adentro y puertas afuera, la cantidad de horas extraordinarias y las jornadas parciales; trabajadores del transporte terrestre; trabajadores agrícolas permanentes; gente de mar o tripulantes de vuelo y cabina, entre otros.
Asimismo, el proyecto estableció una jornada flexible con la posibilidad de acordar con el trabajador o la trabajadora que la jornada ordinaria de 40 horas se cumpla en un promedio de hasta 4 semanas, con un máximo de 45 horas semanales; una posibilidad no contemplada anteriormente en nuestra legislación.
Claramente, una medida como esta puede tener impacto en el empleo y considerando las angustiantes cifras de ocupación informal que ascienden a un 27,9% en nuestra región y que en Los Lagos el empleo crece en estos 12 meses con más fuerza en áreas como la agricultura y pesca y comercio (42,3 y 27,9%, respectivamente), áreas muy sensibles al factor sueldo, nuestra mayor preocupación fue no afectar con estas medidas la contratación y la creación de nuevos puestos de trabajo para nuestra gente.
El 26 de abril se inicia un proceso que va a culminar en abril del 2028 y que va a significar un cambio cualitativo y cuantitativo en la vida de los chilenos en general y de los trabajadores de Los Lagos, en particular. Confiamos que no sea necesario esperar hasta ese año para que las empresas adopten esta nueva jornada.