Rodrigo Jarpa y educación sexual en niños: "Empaticen con las espinillas"
El psicólogo lanzó recientemente su último libro, en el que aborda la forma en que padres y tutores debieran modelar a futuros adultos "sexualmente inteligentes".
Camila Infanta S. - Medios Regionales
Su primer libro, en 2009, se llamó "Habla de sexo", el segundo (nueve años después) lo tituló "Me aburrí del sexo" y el último, lanzado recientemente por Urano, "Cómo educar niñas y niños sexualmente inteligentes". Rodrigo Jarpa, psicólogo y doctor en Sexualidad Humana, dice que la clave de toda sanidad adulta está en la niñez y reconoce que si bien le habría gustado que este fuera precisamente su primer texto, ahora lo agradece, porque "ser padre es, sin duda, la mejor escuela".
Dedicado precisamente a sus hijos, Jarpa aborda la importancia de la educación sexual y dice que desde su consulta ha visto como mucho de ese aburrimiento en la vida adulta, "así como un sinnúmero de otras dificultades, se podrían evitar si es que nos hacemos cargo en la infancia".
-La educación sexual, bien o mal, ha sido tocada desde hace décadas en los colegios. Aún se ve el video "De dónde venimos". ¿Cómo lo evaluarías tú?
-Hay de todo, pero en términos generales estamos en una deuda profunda. Si bien hablar de reproducción y ver el video "De dónde venimos" puede ser parte de la educación sexual integral, es importante que entendamos que debe ir mucho más allá. Es un proceso que aborda los aspectos cognitivos, psicológicos, físicos y sociales de la sexualidad. Su objetivo es brindar conocimientos basados en datos empíricos, así como habilidades, actitudes y valores, necesarios para una vida plena y una sexualidad feliz y responsable.
-¿Pero ha habido resistencia en eso, no?
-Tengo todas las esperanzas en que durante este año se presente y apruebe el proyecto de Ley de Educación Sexual Integral en nuestro país.
-En este y otros libros tocas muchas veces el término "sexualmente inteligente". ¿Cómo saber si uno como adulto lo es? ¿Cómo podemos criar niños que lo sean?
-Como madres y padres necesitamos ampliar el concepto de sexualidad, reconociendo la importancia de nuestro apoyo/influencia, en la formación de la identidad sexual de las y los niños, en la conciencia de su propio cuerpo y en la conformación de valores (como el respeto, la responsabilidad y la empatía), viviendo una sexualidad (en el amplio sentido) que sea acorde a estos. Esto es en gran parte ser sexualmente inteligentes.
-En el caso de la educación y crianza, ¿es necesario generar una instancia para hablar de sexo o es mejor que se den espontáneamente a medida que los niños lo vayan proponiendo?
-El primer axioma de la comunicación establece que es imposible no comunicar. Todo lo que hacemos o dejamos de hacer tiene un mensaje. Con la educación sexual pasa algo parecido; educamos constantemente. Lo hacemos con las palabras que se dicen y las que no, con los gestos, caricias o con las muestras de afecto que se dan y las que se omiten.
-¿El punto es cómo saber que lo estamos haciendo correctamente?
-Es que de todas maneras es fundamental saber cómo tener conversaciones constructivas, responder a sus preguntas, entregarles información y lograr que nos escuchen. La información que reciban de nosotros probablemente será la más precisa y confiable. Resulta evidente que no seremos la única fuente de información sexual que ellos tendrán. No podemos detener al resto. Sin embargo, a través de los mensajes correctos, en la forma y el momento adecuado, podemos adelantarnos a la información chatarra. También podemos contrarrestarla al crear un marco de referencia positivo y un filtro efectivo a través del cual, puedan interpretar e internalizar lo que les es útil y descartar o dejar de lado lo que es dañino o peligroso.
-¿Y cómo se hace eso?
-Esto se logra haciéndonos cuidadosamente partícipes, en el cómo lidian con los cambios corporales. O sea, tenemos que ¡empatizar con la espinilla del púber!, con sus reacciones emocionales, sus dificultades en las relaciones interpersonales, las expectativas sociales y los valores. Construir con ellos una relación tal que nos permita guiar sus preguntas a través del tiempo y donde ellos puedan revelar sus vulnerabilidades, es lo que marca la diferencia.
-¿Cuáles suelen ser las preguntas típicas que nacen en esos momentos?
-La idea es propiciar un espacio donde puedan surgir preguntas como estas: ¿soy bonita? ¿Soy lo suficientemente atractivo? ¿Está bien mi cuerpo? ¿Mis pechugas son muy chicas/grandes o están bien para mi edad? ¿Qué puedo hacer con un compañero que me molesta en el colegio? En mi curso dicen que los hombres de verdad ya nos deberíamos haber acostado al menos una vez, ¿qué pasa entonces conmigo?, ¿tengo algún problema? ¿Soy normal? Es importante tener presente, que una relación como la recién descrita, no es igual a ser "amigos" de nuestros hijos.
-¿Ser "amigo" de sus hijos es un error?
-Es que ellos necesitan límites desde la autoridad (no desde el autoritarismo); desde la responsabilidad, planteados en una relación afectiva, no impositiva y de aceptación. Los niños buscan los límites como una forma de reducir la angustia y luego, en la adolescencia, para transgredirlos y autodefinirse.
"Los niños buscan los límites como una forma de reducir la angustia y luego, en la adolescencia, para transgredirlos y autodefinirse".
Rodrigo Jarpa,, doctor en Sexualidad Humana.