"Vivienda digna" y déficit habitacional
Un cambio de paradigma (en palabras del Presidente) es lo que nos propone este Gobierno en materia habitacional. No quieren hablar de la "casa propia", sino que de "vivienda digna", y si a simple vista parece un cambio meramente semántico, lo cierto es que es bien desalentador.
El concepto de "vivienda digna" disfraza el déficit habitacional, que en la región bordea las 30 mil familias. El problema está en que solo se buscará asegurar una vivienda, no que sea propia. No es lo mismo tener un inmueble donde vivir (en el que deberá pagar arriendo), que contar con una casa propia, por lo que aquí solo se transformará a quienes necesitan una casa en clientes del Estado.
¿Dónde queda el sentido de pertenencia, del que mucho les gusta hablar? Solo palabras, porque no hay mayor sentido de pertenencia que contar con casa propia, vivir en un barrio, conocer a sus vecinos y trabajar por mejorar su calidad de vida.
Este Gobierno, en su afán por agregarle "dignidad" a todo, termina distorsionando el concepto, por lo que, en este caso, el costo de la "dignidad" es que desincentiva a muchos chilenos a concretar sus sueños. Pasa lo mismo con la mal llamada "Plaza Dignidad" en Santiago, que, de digna, poco y nada.
Lamento que en el Gobierno no se estén poniendo en los zapatos de la gente, que tras años de esfuerzo cumple su sueño. Parece no han visto los rostros de alegría y emoción cuando reciben las llaves de su vivienda. La dignidad, en este caso, es dar satisfacciones y entregar las herramientas que permitan concretar sueños.
El verdadero cambio de paradigma que nos están imponiendo no tiene que ver con la dignidad de las familias, sino con que los chilenos pasen de ser propietarios a eternos clientes del Estado mediante el arriendo.