columna de opinión
Cuidado con la contaminación intradomiciliaria
La cuarta parte de la carga mundial de morbilidad, y un tercio en los países en desarrollo, podría reducirse mediante las intervenciones y estrategias de salud ambiental y ocupacional disponibles. Así lo ha manifestado la Organización Mundial de la Salud. El porcentaje de mortalidad atribuible a causas ambientales en países en desarrollo es de 25%, y en los desarrollados de 17%.
Tendemos a pensar que esto no nos afecta directamente, no en la calidez de nuestro hogar, donde nos sentimos seguros y libres de contaminación. Sin embargo, cada invierno volvemos a escuchar que las infecciones respiratorias son la patología que más produce hospitalizaciones en el país y estas se asocian con la contaminación del aire, uso de combustibles sólidos (leña) en el hogar y el tabaco en el ambiente domiciliario; siendo responsables del 42% de las infecciones respiratorias bajas.
En el sur del país existe un problema de calidad de aire debido al uso masivo a nivel residencial de estufas y cocinas que utilizan la leña como combustible, pese a las medidas restrictivas y apoyo estatal al cambio de combustible en la calefacción domiciliaria.
El uso de leña para calefacción obedece a factores económicos y a arraigo cultural, usando aparatos poco eficientes en la combustión (braseros, salamandras), lo que aumenta la presencia de material particulado dentro del hogar y con ello el riesgo de aparición de enfermedades respiratorias y otras, producto de la combustión.
Si consideramos las bajas temperaturas de la estación, las personas tienden a permanecer dentro del hogar sin ventilar adecuadamente, aumentando la exposición al material particulado y a otros como bacterias, hongos, virus y mohos, los que se depositan en los ductos de ventilación, sistemas de calefacción y en el aire acondicionado de nuestros espacios de trabajo también. Y nuestros edificios de oficinas albergan agentes contaminantes, alérgenos biológicos a los que estamos expuestos todos los días.
Otra de las sustancias nocivas para el organismo es el dióxido de azufre (SO2), gas que reduce la capacidad pulmonar especialmente a niños y adultos mayores y personas con patologías como EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica); también propicia infecciones respiratorias, especialmente de tipo viral por la irritación de la vía aérea.
Consejos
Algunas recomendaciones son si tiene una estufa a parafina o de gas catalítica, préndela solo por unas horas. No la apague dentro de la casa y tenga siempre una ventana semiabierta para ventilar.
Es importante que ventile diariamente las habitaciones, recordando que la calidad del aire en el domicilio siempre va a ser peor que en el exterior. Además, es necesario mantener en buen estado la cocina, calefón y estufas y airear la cocina mientras prepara alimentos que produzcan vapor.
Para asear utilice un paño húmedo y no levante polvo al barrer.
No dejar nunca encendidas las estufas de combustión interna en las noches.
Finalmente, es bueno privilegiar el consumo de alimentos que contengan zinc y vitamina C, que encontramos en alimentos proteicos como pescado, pollo y carnes rojas, frutas y verduras como kiwi, limón, naranja y berries, para fortalecer el sistema inmune.
"En el sur del país existe un problema de calidad de aire debido al uso masivo a nivel residencial de estufas y cocinas que utilizan la leña como combustible, pese a las medidas restrictivas y apoyo estatal al cambio de combustible en la calefacción domiciliaria. El uso de leña para calefacción obedece a factores económicos y a arraigo cultural, usando aparatos poco eficientes en la combustión (braseros, salamandras), lo que aumenta la presencia de material particulado dentro del hogar y con ello el riesgo de aparición de enfermedades respiratorias y otras, producto de la combustión".
Sara Contreras Sandoval,, directora de Enfermería,, Universidad Andrés Bello Sede Concepción