Ojo con los huevitos de Pascua: llaman a controlar el consumo de golosinas
Nutricionistas explican que la ingesta desmedida de chocolate, como la que se da en estas fiestas, acarrea importantes problemas a los más chicos, que pueden ir desde dificultades para ir al baño hasta necesidad de más azúcar.
Rodrigo Castillo R. - Medios Regionales
Faltan solo dos días para la Pascua de Resurrección, día que marca el punto culminante de la Semana Santa, y los supermercados ofrecen todo tipo de packs azucarados para celebrar esa fecha como corresponde, con una nutrida provisión de conejos y huevitos de chocolate para esconder en todos los rincones de la casa. Los niños saldrán en busca de esas golosinas, comerán un montón y quedarán felices, y al final del día todo estará bien. ¿O no?
Cecilia Sepúlveda, presidenta del Colegio de Nutricionistas, opina que los adultos deben regular la cantidad de chocolate que sus hijos consumen en este tipo de ocasiones, estableciendo porciones para cada niño y sin asustarse ante posibles pataletas o reclamos de los menores. Si no se establecen esos límites, advierte, puede haber consecuencias serias, tanto en el corto como en el largo plazo.
"Después de los patacones de chocolate que se producen en estas fiestas, no es raro encontrar a niños chiquititos en urgencias, con problemas de fecaloma, por ejemplo, que es una bola de deposición que no logran evacuar, y también puede haber cuadros de pancreatitits aguda por consumo excesivo de azúcar, así que el consumo debe ser responsable, siempre bajo la regulación de los papás", explica la especialista.
"Hay tradiciones que pueden llegar a ser dañinas si uno las malentiende, y en el caso de la Pascua de Resurrección hablamos de una festividad que tiene un origen religioso y que no tendría por qué centrarse en el consumo de huevos de chocolate. Creo que entre los adultos, además, no hay mucha consciencia del daño que se puede hacer a los niños al entregarles decenas de huevitos para que coman tantos como quieran. Con cinco o seis huevitos, por ejemplo, ya les has dado la cantidad de materia grasa que ellos consumen en un desayuno completo", detalla la profesional.
Una opinión similar expresa su colega Janet Cossio, quien es profesora en la Escuela de Nutriología de la Universidad Andrés Bello.
"En Chile estamos desde hace años con un problema importante de obesidad infantil, y esa situación empeoró con la pandemia, por la inactividad física de los niños. El consumo excesivo de huevitos de chocolate puede ser perjudicial, porque los productos de chocolate que se venden en el comercio, en estas fechas, tienen un bajo porcentaje de cacao y lo que más contienen es grasa y azúcar, que son nutrientes vacíos, que no son saludables", informa la académica.
"Por supuesto que tampoco se trata de quitarles a los niños la posibilidad de celebrar, sobre todo en estos momentos en que venimos saliendo de una emergencia sanitaria. Nuestras posibilidades de sociabilizar ya estuvieron muy limitadas durante la pandemia, así que es bueno que ellos tengan estas instancias para vivir una celebración que es cultural y religiosa, pero sí sería interesante que pudiéramos reemplazar estos productos, hasta cierto grado, con golosinas más saludables, como trozos de fruta bañados en chocolate y envueltos en un papel llamativo", reflexiona.
Cecilia Sepúlveda agrega que, más allá de las complicaciones gástricas derivadas de la ingesta desmedida de huevitos de chocolate, los niños se arriesgan a sufrir alteraciones metabólicas y conductuales que no tienen nada que ver con la alegría o con la diversión.
"Cuando le das a un niño una alta cantidad de azúcar, el menor puede experimentar un cuadro de hiperactividad que luego deriva en una reacción de hipoglicemia reactiva. Esto significa que quieren consumir más dulce, creando así una alteración conductual importante. Como cultura nos hemos centrado demasiado en la comida, y nos hemos acostumbrado a usar la comida para entretener o premiar a los niños, y esa misma costumbre es la que nos tiene ahora con las cifras de obesidad infantil que estamos registrando", plantea.
"Sería interesante que los padres, en vez de regalar tantos huevitos a sus hijos, pudieran generar actividades junto a ellos, como pintar o decorar huevos, por ejemplo. Los índices de obesidad infantil de 2020, que se publicaron a comienzos de 2021, muestran un claro aumento del problema respecto de las cifras que vimos en 2019. En eso incidió que los niños estuvieron más en la casa, con mucho acceso a este tipo de alimentos y llevando una vida muy sedentaria, y por eso es fundamental que los adultos tomen consciencia de la situación", concluye la nutricionista.
"Con cinco o seis huevitos ya le diste la cantidad de materia grasa que consumen en un desayuno".
Cecilia Sepúlveda, presidenta, del Colegio Nutricionista.