N. E. - Medios Regionales

El estrés, el cansancio y el agobio han sido los tres estados de ánimo dominantes entre los trabajadores chilenos desde la llegada de la pandemia y, a su vez, los más persistentes en el tiempo. Así lo confirmó el estudio "Pandemia y percepción sobre riesgos y preferencias en retorno laboral y escolar marzo 2022", de la Mutual de Seguridad.

Del total de consultados (738), el 55% reconoció sentir estrés, cansancio y agobio "a menudo o siempre" desde la llegada de la pandemia, mientras que un 32% dijo sentirlos "a veces" y solamente un 12% declaró que esas sensaciones han sido "rara vez o nunca" parte de su vida desde la llegada del covid-19. Al ser encuestados, en tanto, un 43,3% de los consultados contestó estar sintiendo estrés, agobio y/o ansiedad en ese mismo momento.

Respecto de los grupos más afectados por el estrés, agobio y/o ansiedad, el primer lugar resultó ser para las mujeres, de las cuales un 49,4% respondió estar sintiéndolos durante la encuesta. Les siguieron los residentes de la Región Metropolitana, con un 49,3% y las personas con hijos que fueron a clases presenciales durante el 2021 (48,7%).

ellas y ellos

Las mujeres no solo resultaron ser quienes más sienten estrés, agobio y ansiedad, sino también las que cuentan con menos motivación, entusiasmo y confianza por estos días. De hecho, mientras el 33,2% de los hombres manifestó experimentar actualmente esas sensaciones positivas, de ellas únicamente un 23,4% se identificó con las mismas.

También se vio una diferencia importante entre la cantidad de hombres y mujeres que mencionaron sentir irritación, frustración y mal humor durante la encuesta: Entre ellos, la cifra fue un 12,4%, mientras que entre ellas el porcentaje llegó a un 23,5%.

El temor, la inseguridad y la incertidumbre igualmente afectan más al género femenino, con un 21,6 por ciento de las féminas que aseveraron sentirlos durante la encuesta en cuestión. De los hombres, los afectados por los mismos sentimientos fueron un 15,7%.

¿Cancelación en la gastronomía?

Hasta hace pocos días podíamos decir que el ámbito gastronómico se encontraba a salvo de la llamada cultura de la cancelación que vivimos desde hace ya una década y que ha arrasado con diversos intelectuales, escritores, músicos, personajes de ficción y más.

En muchos casos se trató de hechos inapelables. En otros, la polémica de la medida quedó instalada -y discutida- hasta ahora. Pero bueno, como ya decía antes, nada de esto había llegado al ámbito de las comidas y bebidas. Hasta hace dos semanas, cuando el ejército ruso comenzó su ofensiva sobre Ucrania, de ahí en más, fue solo cosas de días para que aparecieran los primeros signos de cancelación.

En Estados Unidos se habló de prohibir la comercialización de vodka ruso en su territorio. De momento no hay nada oficial, pero no sería raro que al menos en algunos estados de ese país se concrete la medida. Por otra parte, en España ya hay bares y restaurantes que están ajustando sus cartas para nombrar a su famosa ensaladilla rusa -preparada en base a atún, papas cocidas, pimientos, huevos duros, mayonesa y más-, de ahora en más, como ensaladilla Kiev. Una verdadera locura.

¿Qué vendrá después? A la luz de los recientes hechos, prohibir la preparación del borsch (sopa típica rusa) y los patillos en base a caviar ruso no parecen medidas tan descabelladas. Y claro, si Estados Unidos o Francia en un futuro cercano se pudieran involucrar en alguna acción bélica fuera de sus fronteras (cosas que suelen pasar de tanto en tanto); habría entonces que pasar a prohibir el cuarto de libra de McDonald's y el ratatouille, por solo nombrar un producto culinario de cada uno de estos países.

¿Qué tienen que ver los productos y preparaciones gastronómicas de un país con lo que hacen los estados hoy en día? Cuesta entender estas asociaciones tan, pero tan gratuitas. Así las cosas, sería cosa de buscarle la quinta pata al gato para prohibir alguna delicia. Por ejemplo, cancelar los alimentos en conserva, porque esta técnica de preservación se originó y desarrolló en conflictos bélicos y muchos años después pasó al mundo civil.

Mejor, comer algo rico y que no está cancelado, como el muy popular en Europa pollo Kiev, que presentamos en la receta de hoy.

Ingredientes

(Para cuatro personas)

-4 pechugas de pollo deshuesada

-300 grs de mantequilla

-4 dientes de ajo

-2 huevos

-Sal, aceite de oliva, pan rallado, harina, ralladura de cáscara de limón y perejil picado fino

En el vaso de una minipimer procesar los dientes de ajo (pelados) con un poco de perejil, sal y la ralladura de limón más la mantequilla hasta conseguir una pasta homogénea y reservar (de ser necesario, agregar un poco de aceite de oliva). Después, abrir las pechugas a lo largo pero sin llegar al final, de manera de convertirlas en una pequeña bolsa. Rellenar cada pechuga con un poco de la mezcla de ajos y mantequilla. Posteriormente pasarlas por harina y reservarlas unos diez minutos en el refrigerador. Finalmente, pasarlas por huevo y pan rallado, para luego freírlas en aceite de oliva. Una vez doradas, sacarlas, pasarlas por papel absorbente y servir inmediatamente.

Pollo Kiev

por Álvaro Peralta / @dontinto

Científicos desarrollaron una herramienta de inteligencia artificial (IA) capaz de restaurar con un 72% de precisión textos dañados de la antigua Grecia, según un estudio publicado en Nature.

La investigación, liderada por la compañía DeepMind, creó "Ítaca", una red neuronal de aprendizaje que ayudará a interpretar inscripciones originales con mayor rapidez y precisión, algo clave para avanzar en el conocimiento de viejas civilizaciones.

Hasta ahora, los métodos de trabajo para reconstruir textos se han caracterizado por su complejidad y lentitud, desventajas que "Ítaca" puede superar.

Según manifestó su equipo, esta red neuronal alcanza un 62% de precisión cuando se usa por sí sola y sube hasta el 72 por ciento estando en manos de un historiador.