Consumir queso no hace mal al corazón, sí lo hace el exceso
Investigadores del II Foro para la Innovación Lactoquesera aseguraron que "el veneno está en la dosis".
EFE - Medios Regionales
Investigadores participantes en el II Foro para la Innovación Lactoquesera que se celebra en la ciudad española de Oviedo, en el norte de ese país, rechazaron el estigma de que el queso sea malo para el corazón, ya que los últimos estudios prospectivos indican que los altos consumidores de este alimento tienen menos riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares, pero advierten de que "el veneno está en la dosis".
Javier Fontecha, científico del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación de España (Cial), avaló la hipótesis de que al corazón le favorece el "alto consumo del queso, pero en pequeñas porciones", en una entrevista con EFE antes de participar en el foro englobado en el Asturias Paraíso Natural International Cheese Festival.
Fontecha subrayó que "las últimas evidencias científicas", basadas en estudios realizados "a lo largo de muchos años, en diferentes países y en los que ha intervenido gran número de personas", señalan los beneficios de los productos lácteos como el queso, la leche y los yogures en la prevención de enfermedades cardiovasculares, en la diabetes y en algún tipo de cáncer.
"El único problema es la dosis", dijo Fontecha, quien lamenta que, como siempre, no se haga caso a los científicos sobre este asunto y, en cambio, el efecto mediático de las redes sociales "demonice" su consumo y provoque su rechazo en las dietas de los jóvenes.
A veces con calma
El lema del investigador Francisco Grande Covián "todo en plato de postre" es secundado por el catedrático José María Ordovas, que ha remarcado que "el veneno está en la dosis" y que los productos lácteos "tienen un puesto en la nutrición saludable".
Este pionero y uno de los mayores especialistas a nivel mundial en nutrigenética y nutrogenímica cree que en el futuro habrá una nutrición personalizada sobre los alimentos que "podrá identificar" a los individuos que podrán comer de todo, mientras que otros "tendrán que tomárselo con calma".
Ordovas enfatizó que la historia de la nutrición ha mostrado "un movimiento pendular sobre la conveniencia de alimentos como el aceite de oliva o el pescado azul", como ha ocurrido con el queso, cuando es "bueno" para que los intolerantes a la lactosa puedan consumir productos lácteos.
El investigador de la Universidad de Tufs, Bostón, Estados Unidos, ha apostado por aquellas producciones de queso que se realicen a través de "procesos naturales", como es el caso de "Olavidia", un lácteo de cabra español elaborado por la quesería familiar Quesos y Besos, ubicada en la localidad andaluza de Guarromán, que recientemente se alzó con el premio al mejor queso del mundo en el World Cheese Awards (WCA) 2021.