Alimentación y
En el mundo existen alrededor de 1.900 millones de persona con sobrepeso, y se estima que pronto podría llegar a doblar a la población de China. El sobrepeso, está afectando a más del 39% de la población mundial y de ellos más de 600 millones son obesos, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya la trata como la epidemia del siglo XXI.
Chile no es la excepción, según la última Encuesta Nacional de Salud un 39,8% de la población chilena sobre 15 años presenta sobrepeso, y un 34,4% obesidad, es decir, sólo 1 de cada 4 chilenos tiene un peso normal. Del mismo modo, según un estudio realizado por la consultora internacional Ipsos, debido al confinamiento producto de la pandemia por Covid-19 en 2020, los chilenos nos posicionamos en el quinto lugar de la tabla mundial subiendo aproximadamente 7,5 kilos durante la pandemia, superando el promedio global (6,1 kilos), y por debajo de México, Arabia Saudita, Argentina y Perú.
Una alimentación poco saludable sumado a la inactividad física, favorecen el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, trastornos musculoesqueléticos, algunos tipos de cáncer y, también, se ha visto una importante relación con nuestra salud mental. Sobre este último punto, se plantea que la dieta juega un rol y los hábitos en relación a la misma son muy importantes en la salud del cerebro, tanto como para mantener un rendimiento intelectual correcto, como para contribuir a controlar los trastornos del ánimo, enfermedades mentales e incluso para frenar el deterioro cognitivo y funcional.
¿Qué podemos hacer para combatir el sobrepeso, la obesidad y mejorar nuestra salud mental?
Para tener un peso saludable y buena salud mental, la clave está en mejorar nuestros hábitos alimentarios y evitar seguir "dietas de moda" que pueden causar perjuicios a nuestra salud.
Es importante generar conciencia de la realidad que se mantiene en nuestro día a día, donde es más simple recurrir a "lo inmediato" y esto muchas veces no es lo más saludable para nuestro organismo, como así también evitar utilizar la comida como un aliado para el manejo de nuestras emociones.