Palabras que encuentran lo nunca dicho
"Por qué volvías cada verano" (Hueders), de la escritora argentina Belén López Peiró, enfrenta en un breve e intenso libro el abuso sexual.
Cristóbal Gaete - Medios Regionales
Cada día un mensaje, durante más de tres años, ha recibido la escritora argentina Belén López Peiró (1992) desde que publicó "Por qué volvías cada verano" (editado en Chile por Hueders). Es un mensaje de alguien -anónimo- que leyó la historia que relata en su libro debut y se conecta con ella. Uno tras otro, le confiesa que también pasó por lo mismo.
La historia de Belén López se centra en el abuso sexual que sufrió por parte de un tío suyo, miembro de la policía argentina. La trama, considerada por la autora como una "no ficción literaria", está más allá del testimonio: López Peiró hace hablar a los familiares que la cuestionaron e interviene el relato con documentos judiciales a los que apenas les cambió los datos.
-Ha tenido un gran impacto cultural tu libro. En Argentina y ahora en Chile.
-Todos los días me levanto con el mensaje de una persona contándome su experiencia. Con la cercanía que generan las redes sociales, recibo mensajes de personas de distintos países. Abrí un canal no solamente de lectura o de escucha. Se vuelve también un canal de recepción. Son muchas personas que tienen ganas de hablar, de contar su historia. Queda en evidencia que los canales para contar lo que vivimos, para no ser juzgadas, son pocos. No se trata solamente de qué hacer con un abuso frente a la justicia, sino ver el antes. ¿Qué herramientas le damos a les 'niñes' para que puedan hablar, para que puedan informarse, para poder decir que no a tiempo?
-Quizás alguien que lee esta entrevista se encuentra con su propia experiencia. ¿Qué les dirías tú como escritora?
-Lo que les diría es que ojalá el libro pueda acompañarlas, que encuentren un refugio al leerlo, que ojalá encuentren en palabras lo no dicho, lo silenciado, lo que sigue estando ahí pero no se nombra.
La denuncia
-¿Qué le suma a la denuncia la escritura literaria?
-Tiene que ver con una apropiación de la denuncia, de hacer carne una causa. Porque una cosa es denunciar ante los tribunales, en mi caso, abuso sexual, en solitario, y otra cosa tiene que ver con escribir, registrar lo que viví y ponerlo sobre la mesa y de alguna manera integrarlo a mi vida. Hacer público un hecho privado, que se vuelva una causa política, que no solamente me da herramientas a mí, sino que da a herramientas a otras personas. Un hecho doloroso bien narrado puede ser una obra estética bellísima, puede ser una obra literaria que sea una denuncia y que a la vez rompa con estructuras, que es mi proyecto.
-¿Por qué crees tú que el poder judicial es tan resistente a las denuncias?
-Hay varios factores. Uno es que la justicia sigue siendo muy patriarcal. Se sienta a declarar un montón de veces a la víctima que denuncia y no se sienta al banquillo al acusado. La sociedad tiende a culpabilizar a la mujer que denuncia y de alguna manera no solo la culpa de lo que sucedió sino que hace que silencie. Es una justicia que permanentemente expulsa, revictimiza. Si no hay un cambio ahí esto va a seguir pasando.
-Sucede algo parecido en la familia.
-En relación a la institución familiar, lo que sucede con los abusos sexuales en la infancia es que se está destapando una problemática realmente grave y que no tiene fronteras, que es el abuso intrafamiliar. No estamos hablando de un porcentaje menor, estamos hablando que alrededor del 80% de los abusos sexuales en la infancia se dan puertas adentro de una casa. Quien lo lleva a cabo es un adulto o adulta responsable de ese menor. Suele ser un hermano, un vecino, un tío, un abuelo. Entonces romper, hablar, es romper con lazos afectivos muy arraigados. Hay una complejidad enorme.