Agencia EFE - Medios Regionales

Israel y las milicias palestinas no mostraron ayer ninguna intención de cesar en sus ataques, pese a la muerte de civiles y las llamadas internacionales, e intensificaron sus ofensivas, lo que hace temer el inicio de una cuarta guerra.

Los cohetes desde el enclave -más de un millar, la mayoría interceptados o fallidos- mataron ayer según el servicio de emergencias israelí United Hatzalá a un niño de seis años, elevando a siete las víctimas en el país. En Gaza, 65 palestinos han muerto desde el lunes, entre ellos 16 niños.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, habría confirmado ayer a su gabinete que rechazó una propuesta de alto el fuego, según informó el medio digital Ynet, mientras que el movimiento islamista Hamás aseguró que no aceptará una tregua hasta que paren los bombardeos.

Los ataques israelíes, que incluyeron una operación de inteligencia contra "el mando militar supremo" de las Brigadas Ezzeddin al Qasam, el brazo armado de Hamás, costaron la vida al comandante de la ciudad de Gaza, Bassem Issa.

Las guerras de 2008, 2012 y 2014, esta última la más sangrienta, dejaron más de 2.200 víctimas fatales palestinas y 73 israelíes, además de miles de heridos.

Durante el día, 15 proyectiles fueron disparados hacia la ciudad israelí de Dimona, donde se ubica una planta nuclear, mientras subía la retórica de guerra.

Los bombardeos israelíes en Gaza fueron especialmente intensos durante cuatro horas en la mañana. Además, una cuarta torre de 14 plantas, Al Shuruq, se derrumbó ayer tras ser bombardeada, después de haber recibido una orden de evacuación. En total, 500 edificios residenciales y 52 instalaciones gubernamentales, principalmente estaciones de policía y asociaciones de Hamás, han sido bombardeados en esta escalada.

"Estamos avanzando hacia una guerra a gran escala. Los líderes de todos los bandos tienen que asumir la responsabilidad de una desescalada", exhortó ayer el enviado de la ONU (Naciones Unidas) para Oriente Medio, Tor Wennesland.

Constituyentes para Chile

Esta semana serán las elecciones a constituyentes, antecedidas del plebiscito realizado en octubre de 2020, calificado como un éxito por la alta participación en un sistema de voto voluntario, donde sufragaron 7 millones 500 mil personas, un 78% expresó su opción por el apruebo a una nueva Constitución y con un 79% eligió la opción de Convención Constitucional, sin la participación de parlamentarios.

Es importante señalar que la convención estará compuesta por 155 miembros electos, los que tendrán 9 meses para presentar un nuevo texto constitucional, pudiendo ser ampliado por 3 meses más, para así, a mediados de 2022 participar de un nuevo plebiscito para aprobarlo o rechazarlo. Propuesta que será realizada por una convención que será paritaria, siendo un ejemplo en el mundo de inclusión efectiva de las mujeres en democracia; además, se incorporan 17 cupos para representantes de 10 pueblos originarios y la participación de listas de candidatos independientes.

En la Región de los Lagos son 62 los candidatos a constituyentes en los 2 distritos electorales que entregarán 7 representantes, a lo que se suman 2 cupos reservados para pueblos originarios. El distrito electoral 25 que agrupa a las comunas de la región norte con 28 candidatos se elegirán 3 escaños y en el distrito 26 que agrupa a las comunas de la región sur donde se encuentran la Provincia de Chiloé y Palena y algunas comunas de la Provincia de Llanquihue, con 34 candidatos se elegirán 4 escaños.

"un hecho histórico"

Estamos prontos a vivir un hecho histórico, donde por primera vez será la ciudadanía la que tendrá la opción de decidir y elegir a sus representantes para elaborar una nueva Constitución que no surge de las élites políticas ni económicas, a las que se les cuestiona un desconocimiento y desconexión con las necesidades de la nueva clase media y de los sectores más vulnerables del país que, bajo protestas masivas, manifestaron su desconformidad en contra del sistema, exigiendo mayor justicia social y demandas de derechos básicos como vivienda, salud, educación y pensiones. La transformación social que vive nuestro país y la búsqueda de consensos que exige la ciudadanía en un proceso constituyente implica necesariamente modificaciones al modelo político, social y económico actual.

El acuerdo para cambiar la Constitución nos entrega la posibilidad de profundizar la democracia y poder debatir el Chile que queremos para el futuro: con nuevas reglas del régimen político; con derechos sociales garantizados; el reconocimiento de pueblos originarios; la protección de los recursos naturales, o consolidar una real descentralización del poder hacia las regiones, donde la libertad no esté sobre los derechos y el Estado no solo sea subsidiario, si no garante de derechos. Este es un proceso eleccionario histórico, de ahí que nuestra participación es relevante y debemos asegurarnos de votar informados y respetar las medidas de protección de la salud, evitando aglomeraciones, usando mascarilla y dar ejemplo de civismo, con una alta participación que favorezca y valide el proceso eleccionario y el actuar de los constituyentes en los meses venideros.

"El acuerdo para cambiar la Constitución nos entrega la posibilidad de profundizar la democracia y poder debatir el Chile que queremos para el futuro".

Óscar Garrido Álvarez, rector de la Universidad de Los Lagos