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El escándalo WhatsApp: un problema de competencia
Hace unas semanas, WhatsApp anunció que cambiaría sus políticas de privacidad, para poder usar datos personales de conversaciones en Facebook, su matriz. Ante esto, y tras muchas críticas, la red social anunció que paralizaría esta modificación. Este "escándalo" puede ser analizado como un problema de competencia.
Facebook, en un comienzo, habría ofrecido buenas políticas de privacidad. Sin embargo, con el paso de los años, habría comenzado a degradarlas. En paralelo, habría adquirido competidores pequeños solo para neutralizarlos (Instagram y WhatsApp) y a permitir la recolección de datos en páginas de terceros conectadas a Facebook. Lo anterior, para potenciar su modelo de negocios: una experiencia de uso en la app a cambio de datos, usados posteriormente para publicidad personalizada.
En 2014, la fusión de Facebook con WhatsApp fue aprobada por la Comisión Europea. El principal riesgo consistía en que la combinación de datos entre ambas pudiera generar una ventaja competitiva irreplicable para otras apps. En este sentido, la comisión determinó que sería económica y técnicamente imposible esta combinación. Al mismo tiempo, existiría tal cantidad de datos disponibles a lo largo de internet, que cualquiera podría competir potencialmente. Sin embargo, en 2016 Facebook hizo exactamente lo contrario: un cambio de políticas por las que permitiría la combinación. La comisión la multó por haber aportado información incompleta o falsa en la investigación.
El modelo de negocios de Facebook podría generar riesgos anticompetitivos. En efecto, la única forma en que una app podría ser exitosa sería alojando masivas cantidades de usuarios para recolectar datos que la rentabilicen
En condiciones competitivas, en este mercado se competiría por calidad (mejores experiencias de uso) y por privacidad (mejores tratamientos de datos). Actualmente, Facebook tendría incentivos para excluir a competidores, al limitar la interoperabilidad entre apps o la portabilidad de datos.
Ante esto, existen demandas e intentos de regulación a nivel mundial. En Chile, la necesidad de una regulación de datos personales es imperante. Esta podría, desde este punto de vista, desincentivar conductas, generar un piso mínimo para competir, y permitir que regulaciones conexas no generen más daño que beneficio, como en el caso de la interoperabilidad de datos entre apps. Como puede apreciarse, el "escándalo WhatsApp" daría cuenta de un problema de dominancia de Facebook, por el que excluiría a otras redes sociales y explotaría a los usuarios en la recolección de datos personales.
Manuel Abarca,, asociado de Estudio Lewin