La nueva realidad de los pandemials: los niños nacidos en tiempos de coronavirus
Pasaron sus primeros meses sin ver a nadie más que a sus papás, han tenido poco contacto con el exterior y conocen a la mayor parte de la gente con mascarilla. Acá, especialistas destacan los desafíos que tendrá esta generación.
Ignacio Silva - Medios Regionales
Cuando tuvo a su hija en febrero del 2020, Carolina Contreras nunca pensó que iba a tener que pasar la primera parte de su maternidad en el encierro. Y aunque dice que la situación la ha llevado a crear un vínculo especial con la bebé, trajo un efecto que la preocupó cuando la cuarentena se relajó y pudo volver a reunirse con su familia.
"Fuimos a la casa de mis suegros y obviamente todos querían interactuar con la guagua. Pero ella no quería nada, se puso a llorar y solo se calmaba cuando estaba en mis brazos", relata la chef y madre primeriza.
Lo que cuenta Carolina es una situación que se ha repetido en prácticamente todos quienes han sido padres en el último año y es una de las características de los "pandemials", la generación de niños que ha nacido o ha tenido que vivir sus primeras etapas en tiempos de covid- 19.
"La pandemia nos ha afectado de manera muy compleja a todos, pero en especial a los niños y niñas, porque son los más vulnerables a las crisis", asegura Pablo Moya, neurocientífico del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (CINV).
"El tema del aislamiento impacta súper fuerte sobre las relaciones interpersonales y los vínculos que establecemos, esa es una base para el bienestar psicológico de las personas y toma mayor relevancia si se considera que los niños no tienen todas las herramientas cognitivas que tenemos los adultos", suma.
En ese juicio coincide María Victoria Peralta, Premio Nacional de Educación 2019 y académica de la Facultad de Educación de la UCEN que agrega un concepto al caso.
"En los primeros meses el bebé va forjando su relación con los demás. Hay una psicóloga de la Universidad de California que escribió el libro "El bebé filosófico", que dice que a la guagua lo que más les interesa es la relación con las personas porque el niño empieza a hacer una teoría práctica de quiénes son los seres humanos y las diferencias que hay entre ellos", explica la especialista. Luego profundiza: "En este caso, que está con un círculo muy reducido de personas, ya la experiencia es menor, ya no puede salir a tener otras experiencias con otros ámbitos".
La situación -arguye Peralta- es más profunda si se tiene en cuenta la incapacidad a la que se han visto enfrentados los niños a relacionarse con otros niños de su edad. "En este contexto a los niños no se les deja acercarse a otros como él, entonces va entendiendo que el otro implica peligro, un riesgo", plantea la especialista.
"Se va lesionando este ser relacional que es fundamental en la formación del ser humano, porque el ser humano no crece solo, aprende de los demás y aprende con el cariño, preocupación, diversidad, cotidianidad, juego y sentido de los demás. Entonces realmente esta generación tiene este aspecto más restringido", justifica.
Enmascarados
Además de la incapacidad de relacionarse con otros, el contexto ha generado otro problema: falta de estimulación visual.
"Uno de los principales efectos es de guaguas que han estado sin salir y tienen una evidente falta de estimulación. Les falta ver colores, figuras, formas. Las guaguas ahora, así como les toma un poco más de tiempo adaptarse y acostumbrarse a estar con más gente, van a tener que acostumbrarse a enfrentar los nuevos estímulos en general", resalta Moya.
"A eso súmale que en este contexto estamos todos con mascarilla", complementa María Victoria Peralta: "Yo escribí un artículo que se llama "La sociedad de los enmascarados" y que habla de que cuando la guagua sale en este contexto ve a unos extraños seres que somos nosotros y que tenemos algo puesto con lo que solamente se nos ven los ojos, no ve las expresiones humanas. Eso hace que a los niños les sea más difícil aprender ese tipo de comunicación, que es más bien gestual".
Ante la situación, ambos especialistas coinciden en que hay medidas que se deberán tomar una vez solucionada la pandemia para corregir los vacíos que quedarán en el desarrollo de los pandemials. El médico Pablo Moya, sin embargo, añade algunas acciones que se pueden sumar desde ahora.
"Son múltiples las cosas que nosotros podemos hacer para estimularlos. Los recién nacidos no requieren mayor estimulación que el contacto con el papá y la mamá, pero para los mayores de tres meses, una de las formas de ayudarlos es engancharlos en contactarse con otras personas de la familia de manera telemática", resalta el especialista apuntando a las videollamadas. "Eso es en el fondo un ejercicio que les permite relacionarse de una manera que, si bien es cierto nunca es tan enriquecedora como estar en persona, permite ir estableciendo esos lazos de contacto con familiares o amigos cercanos que tengan hijos", menciona.
Peralta acota que "la guagua chiquita necesita salir en brazos a recorrer el barrio, a mirar a otro niñito y ver que hay otros que son parecido a él, por último desde lejos". "Por eso es crucial pasearlos en espacios abiertos", complementa Moya. "O sea, no pensar en llegar e irse al mall. Si no tienes una plaza cerca, bueno, camina 10 u 8 cuadras con el coche. Ya eso de airearse y estar en contacto no directo, pero ver a otras personas, colores, formas e idealmente naturaleza, es algo que los va a estimular y que es súper importante realizarlo de manera regular", consigna.
"La guagua chiquitita necesita salir en brazos a recorrer el barrio, a mirar a otro niñito".
Pablo Moya,, neurocientifico.