Emprendedor de 16 años tiene su propio almacén
Joven ancuditano montó su negocio con dineros que juntaba vendiendo dulces en los torneos campesinos de fútbol.
"Nunca es tarde" es el dicho que muchas personas suelen ocupar para emprender nuevos desafíos en la vida, tomar riesgos, estudiar, emprender, amar, etc. Una cita que motiva a cualquier persona a dar el siguiente paso sin temer a los resultados que pueda obtener.
Tal frase pudiera tener su antítesis: "Nunca es muy temprano para empezar". Es el caso de Felipe Maldonado Guentelicán, de 16 años, oriundo de Quilo Traiguén, en la comuna de Ancud, quien montó su propio negocio, el cual lleva por nombre kiosko de provisiones La Espiga, ubicado en este sector rural.
Su historia se ha hecho conocida, luego de que hace algunos días unos viajeros que transitaban por el lugar se sintieron atraídos por lo pintoresco de dicho emprendimiento. Al ingresar se encontraron con la agradable sorpresa, procediendo a entrevistar a este novel microempresario. El video compartido a través de redes sociales rápidamente se hizo viral; sin duda, una publicidad que el menor nunca imaginó.
Tal como relató el propio adolescente, "esta idea la tenía desde chiquitito, y ya después cuando tenía unos 13 años por ahí fui juntando plata, peso por peso, después empecé a salir a los torneos (deportivos) y ahí también salía a vender cositas dulces, confites, y ahí iba juntando algo más", mencionó sobre almacén que montó con un capital inicial de 50 mil pesos.
Felipe solo vive con su abuela y para hacer realidad su sueño contó con la cooperación de su tío con conocimientos de carpintería, además de otro maestro. Actualmente cursa segundo medio en el naciente Liceo Polivalente de Ancud y confiesa que aún no tiene claridad sobre su futuro académico. "Quisiera seguir alguna especialidad, pero aún no lo he decidido", comparte.
El mercado particular se encuentra legalmente establecido, cuenta con su patente y entrega de boletas. Una tarea que nuestro protagonista asegura haber realizado prácticamente solo. "Todo lo hice yo", recalca.
Asimismo, los abastecedores son esenciales para todo negocio. Productos y servicios que también forman parte de la nueva vida de comerciante de este ancuditano. "Yo mismo voy pidiendo mi mercadería a los proveedores, hay algunas personas que me lo vienen a dejar acá y otras personas que tengo que ir a retirar a Ancud. Igual ha sido complicado encontrar proveedores, pero cuando voy a Ancud siempre paso viendo por los grandes negocios si hay algún camión que sea de alguna empresa y ahí trato de conseguir los números", comenta.
Respecto a esta incipiente fama, asegura estar agradecido y tranquilo, esperando en un mediano plazo ampliar La Espiga. "Comencé como cualquiera, no pensé que iba a tener tanto reconocimiento", concluye el emprendedor.
"Es complicado encontrar proveedores, pero cuando voy a Ancud siempre paso viendo por los grandes negocios si hay algún camión que sea de alguna empresa y ahí trato de conseguir los números".
Felipe Maldonado.