Carolina Larenas Faúndez
Desde prácticamente el inicio de la pandemia del nuevo coronavirus en Chiloé las organizaciones sociales han evidenciado su rol en la comunidad y entre sus acciones tangibles se encuentra el desarrollo de ollas comunes para llegar con comida a los vecinos más necesitados.
Casi 10 mil raciones fueron repartidas en cinco meses de trabajo en dos proyectos en Castro y Dalcahue, iniciativas de juntas de vecinos que recientemente llegaron a su fin, pero que dependiendo de las necesidades de la comunidad se podrían retomar.
Con 70 platos comenzó el 17 de marzo la olla común de la población Inés de Bazán impulsada por tres dirigentas sociales: Paola Domic, Jessica Alvarado y María Trujillo, los que fueron aumentando con el correr del tiempo y en su último día repartió 327 raciones en distintos sectores de la capital chilota.
Martes y domingo se realizó la entrega de almuerzos que fueron preparados gracias al aporte entregado por la comunidad, así como empresas y autoridades de la zona.
En este sentido, María Trujillo, dirigenta de la Inés de Bazán, sostuvo que "paramos para descansar, fueron cinco meses de mucho trabajo porque si bien eran dos días, también llegábamos otros días a adelantar el trabajo".
Además, la vecina castreña expuso que "si vemos que existe necesidad vamos a volver. Nosotros entregábamos un almuerzo con pan que nos daba una panadería y a veces con bebida o jugos con un aporte de la Coca Cola".
En Dalcahue fue la Unión Comunal de Juntas de Vecinos la que coordinó la entrega de este tipo de ayuda y en total repartió 3 mil 520 raciones, tal como lo detalló su presidenta Mirna Hernández.
"En junio dimos 5 veces en el mes, en julio ocho veces y en agosto 9 veces, para un total de 22 veces en el invierno. Esto lo hizo la Unión Comunal de Juntas de Vecinos en conjunto con el Club de Leones", argumentó la dirigenta.
Además, señaló que "esto lo financiamos solo con aportes de los socios y algunos particulares que nos colaboraron como AquaChile, Landes y Submaris. Las juntas de vecinos que participaban inscribían a su gente y después venían a buscar los platos para entregarlos".
Hernández calcula que la inversión en esta iniciativa bordeó los 4 millones de pesos.
2 días a la semana se realizaba la repartición de raciones en ambas comunas.