"Faltó eso que estuvo abajo y que se perdió; nos faltó mucha humildad"
El exminero tiene una mirada crítica y diferente de sus excompañeros sobre lo que ocurrió después del rescate, tras 10 años.
Mauricio Ávila C. - Medios Regionales
Hoy se cumplen 10 años desde el derrumbe que sepultó con vida a 33 hombres en la mina San José, a 30 kilómetros de Copiapó. Los sobrevivientes se hicieron fuertes como grupo durante casi 70 días, hasta que los rescataron, pero esa fortaleza fue resquebrajándose con el tiempo.
Juan Illanes fue el tercero en aparecer la madrugada del 13 de octubre de 2010 en la operación de rescate que tuvo a cientos de millones de personas de todo el mundo como testigos en directo. Dice que de vez en cuando llama a algunos de sus excompañeros, pero reconoce que rara vez le contestan.
En esta década, Illanes siguió por un lustro trabajando en el sector minero, pero luego se mudó a Chillán donde, además de ejercer distintos oficios, fue candidato a alcalde. En el intertanto, se fue de voluntario a una misión de paz en Haití. Hoy realiza charlas motivacionales en el Museo de Colchagua, propiedad del empresario Carlos Cardoen.
"Me piden alguna observación sobre lo que vivimos. No somos ningunos expertos o genios en cuanto a liderazgo o control de crisis. Son solo observaciones con respecto a la experiencia vivida. Yo no te puedo hablar de un proceso de cambios dentro de un grupo. Más bien nos llevan por ver qué puede suceder en lo emocional a un grupo de trabajo. Es poder evaluar al tipo que estuvo encerrado y que hoy está normal. En el fondo es hablar del proceso es que tú aprendes a vivir con lo que tocó. Hay formas de ir sobreponiéndose a experiencias límite, pero eres tú el que tiene que estar dispuesto a avanzar. Yo reconozco que no es fácil", explica Illanes, quien antes fue miembro del Ejército cuando estalló en 1978 el conflicto del canal Beagle entre Chile y Argentina.
-No todos tienen la misma fortaleza para sobreponerse a una experiencia así. Varios de sus excompañeros tuvieron problemas con su salud mental.
-Claro, es que tienes que tener la capacidad de detenerte y evaluar de lo que eres capaz de hacer y lo que te falta. Para mí es claro, ellos no quieren avanzar. Las trancas emocionales no te las saca el guardia, te las sacas tú mismo. Si vas al sicólogo, este nunca te va a decir lo que tienes que hacer. El sicólogo te da tiempo para que en alguna parte te pegues los "gomazos", tienes que adivinar. Y tiene un motivo. Es la persona la que tiene que tomar la postura. Yo no puedo llegar y decirte "mira, esta es la respuesta correcta", porque es probable que a mí me funcionó, pero ¿quién me garantiza que al resto le va a funcionar?
-¿Tiene contacto con el resto del grupo?
-Eventualmente por ahí nos juntamos. Pero cuando uno llama, rara vez responden. Están parados en otra línea y tú perfectamente sabes que conmigo no se miran bien. Yo tampoco voy a hacerlos reír. Ya no es mi tema. Tengo que velar por mis cosas, por mi gente, por lo mío. El sacrificio por el grupo fue hasta consolidar los proyectos que partieron (libro y película). De ahí en adelante cada cual tiene que ver qué es lo que puede hacer. Porque lancé un montón de ideas que nunca fueron escuchadas, nunca me creyeron. Ya estar tirándole paladas al viento no tiene sentido. Para qué voy a seguir perdiendo tiempo. Yo estoy donde soy útil.
-¿Se intentó hacer algo como grupo por los 10 años?
-Nada. Parece ser que viven en un mundo aparte. Y tampoco voy a romper esa burbuja. Que lo vean ellos. No maduraron. Esa es la verdad de las cosas. Se perdió la oportunidad de su vida cada uno de ellos. Y junto con eso cerraron puertas para todo el grupo. Porque faltó esa visión futurista. Faltó aportar, compartir. Faltó eso que estuvo abajo y que se perdió. Y se perdió por egos personales, principalmente. Se les olvidó que hay que ganársela. Porque ninguno de nosotros tiene las condiciones de los futbolistas, tampoco somos genios. Entonces lo que se logró fue por alguna razón. Al grupo completo nos faltó mucha humildad. En esa línea, tal vez la cosa pudo ser diferente.
-¿Por qué lo dice?
-Yo vi esta semana un Facebook donde seguían con lo mismo. Ellos siguen con su historia de siempre, que los dejaron tirados, que nadie los atiende, que les falta esto y lo otro. No lo comparto. Todos tenemos que trabajar, cada uno debe buscar el sustento. La etapa del cineasta y la fama ya fue. Esa es mi postura. Ya pasó la etapa en que venían medios o las empresas y te ofrecían cosas. No. A 10 años ya todo el mundo tiene claro lo que tiene que hacer, todos han crecido, el que tenía 19 ahora tiene 29. Entonces es tiempo suficiente como para madurar. No podemos estar todo el tiempo dependiendo del papá. No comparto eso y menos comparto los temas judiciales, en absoluto, no son mi terreno.
-Usted separó aguas hacer rato del resto. No participó de la demanda contra el Estado.
-Claro, no puedes seguir en esa línea con tantos problemas. Basta con los problemas que tú tienes, me refiero como persona, tu entorno, tus vecinos o lo que aparezca. Tienes que dedicarte a lo tuyo, tienes que buscar tu fuente laboral.
-¿La experiencia en la mina cambió su forma de pensar?
-Me la potenció. Se potenció con la experiencia vivida. Y obviamente tienes que aprender cosas. Por ejemplo, a mí me tocó vivir el tema en el sur. Nunca había salido de la casa y me tocó cumplir con la ley de reclutamiento y estuve dos años fuera. Aparte de lo que significa insertarte en el Ejército, me tocó el tema del tratado con Argentina. Fue una etapa súper crítica que hoy conversando con las personas más entendidas en el tema, me han preguntado si en ese tiempo que anduve en campaña pensé que podía morir. Mi respuesta es no, nunca. Yo tenía que cumplir con algo y esa era la ley. Me tocó y me tocó no más, y qué le iba a hacer. Y esa vez estuvimos ocho meses en campaña. No estaban en tu casa, no había familiares cerca, eran tus compañeros y tu fusil. Y tenía que entender que el cabo era mi jefe y que más arriba mi otro cabo, y el sargento y el suboficial y era todo un sistema disciplinario que está muy bien ordenado. Porque tiene que ser así cuadrado para que pueda funcionar porque de lo contrario se forma un caos. Todos quieren ordenar.
-¿Este confinamiento actual es posible sumarlo a sus otras experiencias fuertes?
-De todas maneras. Todo te deja enseñanzas. Nosotros estamos acostumbrados a andar libremente por aquí y por allá y de repente el ministro de Salud dice ya, como medida de control hay que hacer esto y esto y lo otro. Y paralelo a eso tienen que usar mascarillas. Yo te digo: si eso me garantiza que voy a quedar bien, bueno, donde sea necesario la usaré. Porque es parte de las instrucciones; de lo contrario, estoy expuesto a cualquier otra cosa.
"Cuando uno llama, rara vez responden. Están parados en otra línea y tú perfectamente sabes que conmigo no se miran bien. Yo tampoco voy a hacerlos reír. Ya no es mi tema".
Juan Illanes,, sobreviviente del accidente de la mina San José.