columna de opinión
El cierre de centros educativos, recreacionales, laborales, entre otros, han modificado nuestra rutina diaria, siendo necesario adaptarnos temporalmente a esta situación.
Loreto Fabres Nograro, sicóloga equipo PIE de la Escuela Básica de Dalcahue
Ya han transcurrido algunos meses tras la llegada del covid-19 a nuestro país, y consigo diversas medidas para enfrentar esta crisis sanitaria, dentro de ellas, el tan necesario aislamiento social, el cual, ha conllevado un impacto importante en nuestro bienestar físico - psicológico y emocional, no tan solo por la situación vivida, sino también por las consecuencias generadas por esta pandemia.
El cierre de centros educativos, recreacionales, laborales, deportivos, entre otros, han modificado de manera considerable nuestra rutina diaria, siendo necesario adaptarnos temporalmente a esta situación. Sin ir más lejos, de un momento a otro, nos toca estar en casa la mayor parte del tiempo, compartiendo 24/7 con hijos, pareja y/o compañer@ de casa, además de estar cumpliendo con múltiples roles para que el sistema familiar siga un funcionamiento "normal", lo cual paradójicamente es lo que nos enferma, es decir, el aferrarnos a nuestra vida cotidiana produce sentimientos de desolación, estrés, ansiedad y un largo etcétera de emociones, todas asociadas al deseo de que todo vuelva a ser como antes.
En el marco de mi experiencia laboral y bajo el contexto sanitario en el cual estamos viviendo, he logrado evidenciar el agobio que existe al realizar múltiples funciones al mismo tiempo, un claro ejemplo de aquello, es que, en un día cualquiera se debe prestar atención a los quehaceres del hogar, teletrabajo, autocuidado, apoyo en actividades escolares, además de, velar por la estabilidad del ingreso económico y conservación de la fuente laboral, preocupaciones no menores, ya que, nos permiten satisfacer nuestras necesidades básicas.
Estabilidad
Dado que estos cambios han alterado de manera repentina nuestra estabilidad, y que contamos con determinados recursos para mantener la calma, es que el llamado eustrés (estrés bueno), se activa con el fin de ayudar a enfrentar nuevos desafíos, sin embargo, cuando no presentamos mecanismos de autorregulación, éste se torna una emoción negativa provocando distrés (estrés malo), un estado emocional marcado por diversos sentimientos que varían en intensidad, desde la tristeza, preocupación o melancolía, hasta algo mas severo, cómo por ejemplo, ansiedad y depresión.
Oportunidades y desafíos. Si bien esta situación ha sido desconcertante, también ha podido suponer una oportunidad para nuestro desarrollo socioemocional. ¿Cómo? consciente o no, estamos fortaleciendo la capacidad de adaptación, resiliencia, trabajo colaborativo, resolución de problemas, autorregulación, y por sobre todo, conciencia social, ya que, esta realidad nos ha permitido desarrollar nuestra empatía mediante el cuidado personal, es decir, me cuido para cuidar a otros.
Así mismo, ha surgido la necesidad de atender nuestra salud mental, algo que por la rapidez del diario vivir al que estábamos acostumbrados, no lo veíamos necesario. No obstante, de alguna u otra manera, logramos promover estrategias de autocuidado, reconectar con aquel pasatiempo que teníamos olvidado, regular percepciones distorsionadas de riesgo y promover estrategias de autocontrol conductual al tener que dosificar cuánto vemos y/o oímos en los medios de comunicación, respecto de la crisis sanitaria actual.
Lo mismo ocurre con el desarrollo socioafectivo, se ha vuelto necesario crear espacios en donde se pueda hablar sobre nuestros miedos, ansiedades y tristezas, pues, la somatización se hace presente mediante crisis emocionales, irritabilidad e insomnio, los cuales, afectan nuestro funcionamiento personal.
En consecuencia a lo anterior, las familias se han visto sobrepasadas de manera importante, siendo el principal desafío, tener que estar en una constante reinvención por preservar el equilibrio y su bienestar socioemocional. Debido a esto, es importate considerar todo lo anterior, teniendo siempre presente que, para superar esta crisis mundial, el esfuerzo debe ser de todos nosotros.