"Nos preocupábamos de atender a los bomberos, de llevar agua"
A sus casi 94 años, la voluntaria más antigua de Chiloé recuerda la historia de esta institución en Queilen, repasando pasajes tristes y desclasificando algunas anécdotas de los caballeros y damas del fuego.
Con 94 años por cumplir, la queilina Nelly Andrade es sin duda una de las voluntarias de Bomberos más antiguas del país, testigo de mucha de la historia del voluntariado en la comuna, la misma que ha visto crecer y en la que ha sido parte importante.
Ligada a la institución desde niña, con padre, tíos y hermanos bomberos, fue creciendo en medio de uniformes rojos y negros, conociendo de cerca de emergencias, incendios, terremotos y ayuda social.
Nelly estudio en la extinta Escuela Normal de Ancud, formadora de muchos de los más recordados profesores de la época de oro de esos maestros que hacían de todo en los más recónditos parajes isleños.
Brigada
Si bien desde pequeña participó de los beneficios y ayudando a los voluntarios en las distintas actividades de la organización, recién cuando cumplía cerca de medio siglo se unió formalmente a la Brigada Femenina, como una de sus fundadoras y en la cual ocupó varias veces el cargo de directora.
"Fui profesora y directora de escuela", advierte de entrada Nelly, con una claridad impresionante, sumando a sus recuerdos que "mi papá fue fundador y cuando se organizó la primera acta, esos libros los conseguí yo", danto cuenta de cómo su familia está ligada a la institución de los "caballeros del fuego".
-¿Cómo entró usted al Cuerpo de Bomberos?
-Yo empecé a trabajar desde niña cuando había beneficios, ayudando a las señoras de edad que había acá, entonces ayudaba en lo que más podía, y después más tarde ingresé al Cuerpo de Bomberos y formé parte de la Brigada Femenina de esta reconocida institución.
Ahí estuvo primero doña Victoria Cárcamo de presidenta y después yo estuve durante 10 años.
-¿Siempre estuvieron activas?
-Hubo una época difícil también, cuando fue el golpe de Estado y la gente fue tomando poco interés.
De todas formas, nosotras estábamos bien organizadas: teníamos nuestros libros de acta, nuestras carpetas de antecedentes y ayudábamos cuando había beneficios y en los incendios nos preocupábamos de atender a los bomberos, de llevar agua, ir mojando toallas e ir pasándoselas a los voluntarios en cadena, ayudando a sacar mobiliario de los incendios.
-¿Recuerda algún incendio grande?
-Sí, la parroquia, donde se quemó un taller, pero se salvó la iglesia y la casa parroquial.
Recuerdo otro incendio grande cuando tenía 9 o 10 años y se quemó toda la Marina (actual costanera) por lado y lado: por los palafitos y por este lado. Esa noche mi mamá me dijo que la acompañe a ver unos amigos a un hotel abajo y a la amanecida se quemó todo. Nosotros sacamos todas las cosas a un sitio al final y a mí y mi hermano nos dejaron cuidando todo con baldes de agua para apagar los tizones. Toda la juventud andaba en Chonchi y los bomberos estaban desorganizados y de ahí se entusiasmó la gente para volver a organizar esto.
-¿También les tocó ayudar en el terremoto de 1960?
-Sí, recuerdo que la marea subió hasta aquí, cerca de donde está ahora la municipalidad, yo estaba con mis hijos pequeños, de un año y de meses y los bomberos hacían ronda durante toda la noche porque el mar subió por el lado del muelle y por la que llamábamos la otra playa o el otro mar.
-¿Fue muy trágico eso?
-Sí, pero acá en Queilen solo cayeron dos casas, no fue tanto como en otros lugares, y entre la tragedia también hubo anécdotas, como que los bomberos entre ronda y ronda pasaban a "ponerle" para que no se quiebren con lo que estaba pasando.
Igual mi mamá no era bombera, pero esa vez salió igual con un casco a ayudar.
Con mi marido y otras personas también ayudamos mucho. Yo le pedía a la gente que no llore, para no asustar a los niños. Después llegó un avión argentino con ayuda, medicamento y otras cosas.
-¿Cómo ve a las nuevas generaciones queilinas?
-El padre José Mairlot formó un grupo de scouts acá y muchas generaciones formaron parte de esa organización y después nosotros nos hicimos cargo, trabajamos con médicos, con enfermeras, con gente de la comunidad y esa tarea fue muy bonita y no me gustaría que se pierda.
-¿Qué le diría a los jóvenes de ahora?
-Con entusiasmo se pueden hacer muchas cosas, con responsabilidad y confianza para que las cosas que comiencen no duren un año, sino que perduren en el tiempo. Hay gente en los clubes deportivos, el Cuerpo de Bomberos y de las otras organizaciones prácticamente no hay, todas se perdieron, pero se pueden volver a retomar si hay entusiasmo.
"Los bomberos estaban desorganizados y de ahí se entusiasmó la gente para volver a organizar esto"."
"Con mi marido y otras personas ayudamos mucho. Yo le pedía a la gente que no llore (por terremoto del '60)"."