La verdadera historia tras los cráneos deformados de Arica
Ingeniero argentino Oscar Espoueys llegó a trabajar a la exzona industrial de la ciudad nortina en los años '60 y de ahí derivó a la arqueología, apasionándole el estudio de estos hallazgos.
El descubrimiento de cráneos modificados en los trabajos de remodelación de la ex isla El Alacrán en Arica ha dado lugar a que se valorice el trabajo de investigación que por tantas décadas han realizado académicos y científicos.
Y uno de ellos es Oscar Espoueys (Q.E.P.D.), nacido en Argentina, el cual curiosamente era ingeniero electrónico, y llegó a esa ciudad en la floreciente época de la zona industrial para trabajar en la fabricación y armado de televisores que iban a servir para el Mundial de Fútbol de 1962, una de cuyas sedes fue justamente la puerta norte de Chile.
Según contó él mismo en una entrevista, poco antes de aquella copa del mundo los comerciantes de electrónica de Santiago trataron de importar televisores para que la gente pudiera verlo, pero se encontraron con que ni de Estados Unidos ni de Japón les podían mandar aparatos que funcionaran en esa época en la televisión chilena, por la norma que habían adoptado, lo que obligaba a hacer un televisor modificado para las condiciones de Chile.
Fue así que los representantes de Westinghouse tomaron contacto con Estados Unidos y les dijeron que se contactaran con sus encargados en Buenos Aires.
Así, con el representante en Chile, que era Sigma Donoso, se hizo un trío en que con partes venidas de Estados Unidos, Buenos Aires y algunos componentes chilenos, como el parlante, transformador y gabinete, se armaban televisores en Santiago.
Ahí, Mellafe y Salas, que era representante de Motorola, le pidió que, terminada la operación, les viniera a hacer una asesoría en Arica.
A los seis meses lo llamó el gerente general, pidiéndole que se viniera a Chile a hacerse cargo de la fábrica de Arica que había organizado.
Llegó el '63, cuando la planta tenía 40 personas y más o menos 200 metros cuadrados construidos, y la dejó el '74 con casi 500 personas y del orden de 10 mil metros cuadrados.
Su hija Claudia Espoueys es quien atesora los descubrimientos de su padre en esta materia y quien señala que "existe mucho material y publicaciones de revistas arqueológicas y mi padre dictaba al respecto sobre esto".
ruta A LA ARQUEOLOGÍA
Pero cómo fue que su camino lo condujo a la arqueología.
Fue justamente que a la fábrica llegó un arqueólogo de Antofagasta que iba a excavar para ver si tenía cajas de cartón que le pudiera prestar para embalar el material que iban a sacar en Azapa.
Le comentó que en calle Sotomayor había un museo particular que sostenía Percy Dauelsberg, fundador del Museo Arqueológico Nacional.
Fue así que tomó contacto con él, y le pareció interesantísimo lo que hacían y de a poco fue ayudándolos a salvar el material que en ese entonces, con el crecimiento explosivo que estaba teniendo Arica, por sus franquicias, se estaba perdiendo.
El huaqueo de sitios arqueológicos era una tónica permanente.
Con los años, empezó a leer y aprovechó dos escuelas de temporada que hizo la Sede Arica de la Universidad de Chile, en los años '60.
De allí en adelante se hizo amigo de otro gran arqueólogo, Guillermo Foccaci, y comenzó con su trabajo de rescate de momias, llegando a poseer varias y a aportar a la investigación de ellas como es el caso de los cráneos modificados.
La hija destaca también que "mi padre hizo esto por amor al patrimonio para que esto se preservara y no perdiera. Cuando el empezó con el rescate de piezas de los asentamientos indígenas en la Lisera tuvo que guardar en una bodega de su parcela en Azapa el material porque no existía el museo y llegó a tener 11 mil piezas arqueológicas de todo tipo que después las dono".
Acota que por toda esta labor su padre recibió el título de "arqueólogo ad honorem".
Pero ¿en qué consiste esta deformación intencional craneana que hace tan particular la historia de esta región multicultural, lo cual fue investigado por Oscar Espoueys junto a otros académicos?
De acuerdo a las investigaciones y estudios reflejados en revistas científicas como "Chungará", esto "tiene como consecuencia la alteración permanente de los atributos anatómicos externos del cráneo humano".
EL PORQUÉ
Según la investigación de Espoueys, es natural suponer que esto se relaciona con la obsesión por la cabeza en el mundo andino (cabeza ausente en algunos cadáveres de Chinchorro), trepanaciones de la cultura Parac Cavernas, separación secundaria de la cabeza del resto de cuerpo en entierros de Faldas del Morro, el culto al decapitador, los cráneos rituales y los cadáveres decapitados de Alto Ramírez, las cabezas-trofeo de Paracas, los complejos turbantes y atuendos cefálicos de Faldas del Morro y El Laucho, balneario de Arica. Y la variedad de peculiares gorros como los hay en forma de hongo de Alto Ramírez y los de cuatro puntas del Tiwanaku y Cabuza (en Azapa).
Siendo el atuendo cefálico un marcador étnico y cultural, pareciera que se acondicionaban la cabeza para poder usar un determinado tipo de atuendo, más que adaptar el gorro a la cabeza.
PERíODOS
Para enfrentar el tema, Oscar Espoueys inicialmente estudió las deformaciones de los habitantes de distintos períodos prehispánicos de Pisagua, una caleta al sur de Arica no apta para la agricultura y consecuentemente con una población muy aislada, de mayor pureza étnica.
Con ello trató de definir una clasificación basada principalmente en el método utilizado, puesto que esto define mejor el componente cultural de las deformaciones.
Los métodos deformadores son muy variados, con tres procedimientos básicos que pueden combinarse: cunas restrictivas que comprimen el cráneo, tablillas frontales y occipitales y vendajes circulares (llautu).
Aunque se piensa que desde el periodo Formativo y en particular durante el Período Intermedio Medio se utilizaron tablillas, pareciera que el llautu, combinado o no con las tablillas, es el elemento más utilizado en Arica y el estudio de sus variantes y combinaciones con las tablillas aportará nuevos elementos para comprender esta compleja evolución cultural.
Todo esto demuestra que la mera consideración de los estilos cerámicos y los procedimientos funerarios es insuficiente para definir la compleja interacción de las identidades étnicas de Arica y hemos de redefinir nuestra historia prehispánica tomando en consideración parámetros más complejos como la textilería, la cestería y las deformaciones craneanas.
SITIOS EN AZAPA
De acuerdo a recopiladores de esta historia, lo que sugieren las investigaciones modernas basadas en las características de los cráneos, considerando parámetros dependientes o independientes de la deformación artificial, es que si bien parece que hubo un sitio en Azapa ocupado por altiplánicos, en Arica no hubo migraciones importantes de etnias foráneas, como podría suponerse si solo se consideran los estilos cerámicos y la iconografía.
Pareciera que las poblaciones ariqueñas evolucionan a partir de los Chinchorros (o de los anteriores asentamientos de Acha, cuyos cráneos son muy similares a los no deformados de Chinchorro) hasta los yungas del Período Intermedio Tardío, cuyas poblaciones costeras y de valles adoptaron el mismo estilo.
Claudia Espoueys,, hija de Oscar Espoueys."