estampida
Esta autora, nacida en 1980, debutó con "Estampida" (Cuneta). Sus cuentos ponen al lector en situaciones de fuga y escape mental. La crítica aplaudió a esta escritora que coordina 18 bibliotecas.
Cristóbal Gaete
El 2017 editorial Cuneta lanzó una convocatoria a escritoras chilenas inéditas. La instancia permitió un hallazgo: Bernardita Bravo Pelizzola (1980), una narradora madura escondida en el silencio. Madura, porque su vida profesional siempre estuvo conectada con el libro, tras trabajos en editoriales y en bibliotecas públicas. Hoy la autora coordina 18 bibliotecas de colegios en Chile.
La vida apacible que podemos imaginar entre libros tiene que ver poco con las que protagonizan "Estampida", el libro de cuentos que publicó recientemente. Son nueve cuentos breves que dejan sin aire. La primera línea de cada uno basta para entrar a tierra extraña.
Bravo tiene claro porqué parte golpeando: "Como son cuentos cortos, mi manera de escribir tiende a apelar a la inmediatez, que desde un comienzo uno entre a la historia, en una atmósfera o al mundo particular que se está desarrollando. No hay tiempo para dilatar, la idea es entrar altiro. Tiene que ver con que en los cuentos hay mucho cabo suelto, espacio que el lector llena, espacios para atrás y para adelante del personaje que no se narran, también es capturar un momento o una etapa de la historia", explica. Otros méritos literarios del libro han sido enumerados por la crítica literaria, que ha recibido este debut elogiosamente. Rodrigo Pinto en la Revista Sábado de El Mercurio escribió: "Aunque sea una lectura desasosegante, es un libro que refresca el panorama por la potencia de una mirada y la calidad de su escritura". Patricia Espinosa, en Las Últimas Noticias, afirmó que Bravo tiene "una mirada afinada para descubrir el horror en lo cotidiano".
-Bernardita, ¿cuánto tiempo tomó preparar este debut?
-Escribo desde hace tiempo, hay textos antiguos, pero estos dos últimos años, desde que la convocatoria salió, estuve puliendo mucho, unificando, agregando y sacando cosas, en un trabajo de edición solitaria y después con Galo Ghigliotto, el editor de Cuneta, que fue muy respetuoso en su edición. Quedó harto material en carpeta también. Como dijo Pinto, creo que me he tomado mi tiempo, efectivamente, porque vengo escribiendo desde chica. Hay un ejercicio constante que estaba guardado.
-En "Estampida" todos son cuentos, nadie podría confundir alguno por su amplitud con una novela corta. Son cinco o diez páginas ¿por qué?
-Es azaroso, no me había dado cuenta de eso, muchos de ellos eran más cortos, los volví a revisar para armar una historia. Algunos llegaban a ser fragmentos cortos que no tenían inicio, desarrollo y fin, sino que tenían un momento de algo, y otros los trabajé sin darle muchas vueltas al largo, como que no puedo más, no me da para más.
-Los últimos premios literarios han premiado cuentos como los de Mónica Drouilly, Arelis Uribe y Paulina Flores. ¿Ves alguna conexión entre todas?
-Ha habido mucha publicación de escritoras, pero para mí es circunstancial. No veo tanto en común, vamos por caminos que corren juntos pero en paralelo. Quizá hay una búsqueda de cierto tipo de narrativa que sería el cuento, pero no encuentro tanto punto en común en las temáticas ni en la forma de abordarlas. Quizá hay algo del hoy por hoy, del primer libro, y si bien se dice que el cuento es más difícil, para algunos es fácil, es una primera exploración a la literatura para después ir a la novela.
-¿Es mejor partir por cuentos o por la novela?
-Es súper particular el acercamiento a la escritura de cada uno, alguna gente parte por la novela. Pienso que hay mucha cosa publicándose en esta premura por publicar, porque nos encontramos con hartos libros de cuentos y hay calidades y calidades.
Hay un boom de editoriales independientes que me parece muy positivo, pero por lo mismo hay un derroche de publicaciones.
-¿Qué cosas te parecen buenas?
-De lo que se ha publicado en Chile he leído más poesía. Este año no se han publicado tantos libros de cuentos, los libros que mencionamos no son de este año. Me gustó mucho una argentina que se llama Valeria Tentoni, partí leyendo su poesía y después me compré "Furia Diamante" (Pez espiral), que son cuentos cortitos. Salió el año pasado, me pareció buena. No soy muy ordenada para leer. Ahora leo poesía, antes no leía mucha.
-"Madre manumisas: nuevas formas de maternidad en la literatura", se llamó una mesa en que participaste con escritoras de trayectoria en la reciente Furia del Libro. ¿Te quedó alguna idea dando vueltas?
-En esa mesa participaron Lina Meruane, Claudia Apablaza y la moderaba la Lyuba Yez. Abordamos cómo la literatura trata la maternidad a lo largo de la historia, que cosas se podían poner en tela de juicio, qué cosas no, y fue interesante, discutimos esta idea que está en "Contra los hijos" (Random House) de Lina.
-Un ensayo suyo.
-De ahí nos enganchamos para el resto de la discusión. Estaba la idea de descentralizar la figura de la madre y depositar los cuidados en otras personas, cómo deconstruir la figura de la madre que es por antonomasia la figura de cuidados, y como eso puede transgredir o ponerse en discusión o permitirse la falla, el error. Desmitificar en la fantasía, porque en la realidad una madre que abandona siempre va a ser juzgada. Como en uno de mis cuentos, la ficción permite preguntar qué pasa si las madres de un pueblo se van y no pasa nada, qué pasa si todo queda igual que siempre y los hijos aprenden a cuidarse solos, jugar con eso, porque la literatura se trata de libertad, de transgredir. A partir de eso hubo distintas posturas y no estábamos de acuerdo entre nosotras.
-Cuando se debuta con un libro de cuentos exitoso, después de eso varios autores pasan a la novela. ¿Cómo viene tu futuro?
-Es divertido, me han preguntado muchos amigos si estoy escribiendo otra cosa, no se esperan que no. Efectivamente, estoy en un nuevo proyecto que está muy en pañales. Pienso que es una novela, lo quiero desarrollar pero no sé muy bien cómo voy.
"La literatura se trata de libertad, de transgredir"
Bernardita Bravo
Cuneta
82 páginas
$ 9.900