Eduardo Burgos Sepúlveda
Esta jornada deben realizarse los últimos alegatos del juicio oral en contra de un joven de 23 años -A.A.T.Y.-, acusado del homicidio del barrista ancuditano Javier Figueroa Farías (22), quien fue mortalmente herido con un golpe en su cabeza la madrugada del 23 de julio del 2017 en la villa Esperanza, en la ciudad del norte de la Isla.
Ayer, en la segunda audiencia del juicio que se realiza en el Tribunal Oral de lo Penal de Castro, declararon los testigos que acompañaban al imputado la noche de la riña, más presentación de prueba pericial y la declaración del funcionario de la Brigada de Homicidios de la PDI que estuvo a cargo de la indagatoria instruida por la Fiscalía de Ancud.
Según el defensor penal del único enjuiciado, Filippo Corvalán, "con las declaraciones que dieron los cercanos al acusado queda demostrado que sufrieron una agresión ilegítima, sin ningún tipo de provocación, lo que sustenta la teoría de la defensa de legítima defensa de terceras personas", refiriéndose al supuesto motivo por el cual el acusado habría atacado a la víctima fatal.
Detalló el abogado que "uno de los testigos mostró directamente al tribunal las cicatrices, la amputación de un dedo y la eliminación funcional, producto de las puñaladas que le propinó el fallecido".
Corvalán rebatió el argumento del Ministerio Público sobre una desproporción de la defensa del acusado, puesto que Figueroa Farías no habría atacado alguna zona vital, sosteniendo que "eso quedó desacreditado cuando se le preguntó al oficial a cargo de la investigación sobre la catalogación de las lesiones del que estaba siendo apuñalado por la víctima fatal y esta fue de C1 emergencia vital".
Precisó la fuente sobre tales lesiones que fueron cortopunzantes profundas en antebrazo y pierna. "Son atribuidas a que esta persona estaba siendo apuñalada y puso las extremidades para evitarlo", advirtió, sumando que estas heridas causaron el corte de nervios y que pierda sensibilidad en los dedos de una mano. Luego, en un accidente doméstico, el testigo sufrió la amputación de un dedo.
fiscalía
Por su parte, el fiscal de la causa, Javier Calisto, recalcó sobre la eventual desacreditación de las pruebas que presentó en el primer día de juicio, el viernes pasado, que "eso tendrá que decirlo el tribunal, puesto que este juicio está en rodaje todavía".
Adelantó el abogado del ente persecutor que la jornada de hoy estaría marcada por los alegatos finales y que el Ministerio Público apuesta a probar la culpabilidad del acusado en el homicidio, para lo que pide una pena de 8 años de privación de libertad, aun reconociendo la atenuante de legítima defensa pero no completa, como sostiene la defensa, sino incompleta.
"Uno de los testigos mostró directamente al tribunal las cicatrices, la amputación de un dedo".
Filippo Corvalán,, defensor penal."