El matrimonio chileno que mantiene viva la cueca en Miami
Jaime Cuevas (58) y Betsabé Arce (57) emigraron a Estados Unidos en 1998, en medio de la crisis asiática. Allá formaron un conjunto folclórico que ya suma más de 800 presentaciones. Ambos quieren volver para vivir sus últimos días en Chile.
Carlos Rodríguez Ilabaca - Diario El Líder desde Miami, EE.UU.
Él nació hace 58 años en Sewell, donde vivió en carne propia el rigor del frío y también las comodidades que existían en el campamento minero de la cordillera de la Región de O'Higgins. "Me acuerdo mucho de la nieve, el viento blanco, la piscina temperada, el teatro, los trineos y la iglesia. Eso era un paraíso", dice Jaime Cuevas Álvarez, quien a los 10 años tuvo que abandonar la ciudad,declarada Patrimonio de la Humanidad desde 2006, tras el decaimiento de la actividad que terminó con su cierre definitivo en la década del '70.
Ella llegó al mundo un año después que Jaime, pero en el centro de Rancagua. Betsabé Arce Garrido estudió en el liceo de su ciudad, donde en un "malón" conoció a Jaime Cuevas, que a esas alturas estudiaba Mecánica en la Escuela Industrial de Rancagua.
"No fue amor a primera vista", confidencia Betsabé. "Yo le puse el ojo altiro, pero me costó harto conquistarla. Estuve siguiéndola como dos años para que me diera el primer beso. Gracias a Dios no me equivoqué", cuenta él.
Romance
Después de que ella le dio el sí, pololearon cinco años y siete meses y se casaron en febrero de 1985, justo una semana antes del terremoto del 3 de marzo que destruyó gran parte de la zona central del país.
En Rancagua, Jaime Cuevas trabajó 10 años en una empresa de mecánica diésel donde reparaba camiones y tractores. Le fue bien y se independizó. Era su propio jefe. Pero en 1998 la crisis asiática lo golpeó fuerte y, por el bienestar de su mujer y de su única hija, Claudia, esta vez decidió poner sus ojos en el extranjero.
"Tenía unos conocidos en Miami y me vine. Comencé a trabajar en mecánica automotriz, oficio que aprendí aquí", recuerda. Su esposa y su hija arribaron a los Estados Unidos un año después cuando el mecánico ya tuvo la opción de arrendar una casa para su familia.
"Así como estaban las cosas, en Chile no hubiésemos tenido la posibilidad de darle una buena educación a nuestra hija, menos pensar en la universidad. Jaime vio que aquí en Miami había futuro y decidimos venirnos", rememora ella.
Y no se equivocaron. Al cabo de unos años Jaime se independizó nuevamente y hasta el día de hoy repara automóviles de manera ambulante. Sus clientes lo llaman por teléfono y él acude al lugar donde sea necesario, oficio que le entrega un buen pasar económico. Su esposa trabaja cuidando niños y como peluquera. "Aquí, a diferencia de Chile, se pueden hacer varias actividades a la vez para ganar dinero", comenta Betsabé, quien con orgullo dice que su hija Claudia, de actuales 31 años, pudo estudiar y se convirtió en contadora auditora.
"Aquí se gana bien, pero también se gasta harto", afirma Jaime en relación al alto costo de la vida en Maimi. Para poner un ejemplo, un agua mineral de medio litro puede costar 3 mil pesos y un desayuno, con el contundente estilo americano, eso sí, entre 6 mil y 15 mil pesos en promedio.
Casados cuatro veces
Este matrimonio rancagüino tiene historias que bien podrían transformarse en récords. Se han casado cuatro veces. "Por las dos leyes en Chile y por las dos en los Estados Unidos", aclara ella.
Hace 12 años junto a otros compatriotas radicados en la "tierra de las oportunidades" crearon el conjunto folclórico Puro Chile de Miami, con el cual se han encargado de difundir y mantener viva la cueca no sólo en la ciudad en la que residen, sino también en el resto del mundo.
"En estos 12 años llevamos más de 800 presentaciones en iglesias, consulados y en fiestas privadas y públicas de Miami. Además hemos llevado nuestro folclor a varias ciudades de Canadá, México y Argentina. También estuvimos en Nueva York bailando cueca", asegura Jaime, quien cada año impulsa una Gala Folclórica en Estados Unidos. En estos momentos está organizando el Quinto Campeonato Internacional de Cuecas y Danzas Miami 2018, que se llevará a cabo del 6 al 10 de septiembre.
La cueca en la sangre
"En todos estos años nuestro grupo folclórico ha tenido entre 10 y 20 integrantes, todos chilenos por supuesto", dice Jaime, quien junto a su esposa conversó con Diario El Líder en el Seatrade Cruise Global, la feria de cruceros más importante del mundo que se llevó a cabo en la ciudad de Fort Lauderdale, estado de Florida, distante a unos 60 kilómetros de Miami. Ahí, ellos, por supuesto, hicieron lo que mejor saben hacer: bailar varios pies de cueca frente al stand de Chile y Sernatur.
"La cueca se lleva en la sangre y nosotros la bailamos desde niños. Acá tratamos de difundirla y de enseñarla a las nuevas generaciones de hijos de chilenos para que no se pierdan nuestras raíces y costumbres", aseveran a dúo, tras recibir el aplauso de un centenar de personas que llegaron a presenciar su actuación en la feria de cruceros.
-Betsabé, ¿qué es lo mejor y lo más complicado de vivir en Miami?
-Acá, en comparación con Chile, hay muchas oportunidades para trabajar y salir adelante, aunque hay que esforzarse muchísimo. Y lo más difícil para mí es el calor del verano y estar lejos de la familia.
Para no sufrir tanto con los más 6.500 kilómetros que separan a Miami de Rancagua, Betsabé y Jaime viajan dos veces al año a su tierra natal para reencontrarse con sus familiares y amigos.
"Cuando llegamos a Estados Unidos estuvimos 10 años sin poder viajar porque no teníamos la residencia. Esa fue la parte más dura, porque se murieron familiares y no pudimos estar en Chile", confiesa Jaime.
-¿Y la gente de Miami es muy distinta a la de Chile?
-Hay de todo, como en cualquier parte. Hay que saber elegir a las amistades.
Aunque estos chilenos han cumplido aquel usado concepto del "sueño americano", ambos comparten un mismo anhelo en lo más profundo de su alma: regresar en algún momento a su país para vivir sus últimos días en suelo chileno.
"Nos gustaría irnos a vivir nuestros últimos años a alguna ciudad desde Chillán hacia el sur", revela Jaime.
-¿Y por qué en el sur y no en una ciudad con el clima más parecido a Miami?
-Me encanta el sur por sus aguas limpias, su lluvia y su gente. Eso no lo cambió por nada.