Qué hacer y qué no para ayudar al gatito que no puede bajar del árbol
Estas mascotas son traicionadas por su propio instinto cazador que los conduce a las alturas. Devolverlos a tierra es un desafío tanto para sus dueños como para voluntarios de Bomberos, quienes, inclusive, se capacitan en la materia.
Los maullidos de un gato atrapado en la copa de un árbol son capaces de estresar a barrios enteros, ya que el animal se angustia al no saber qué hacer y estar allí, inmóvil, expuesto al calor o el frío, el ruido ambiental y el hambre, a veces, inclusive, durante más de una semana.
¿Pero por qué, si fue tan hábil para escalar un árbol de varios metros, a veces en cuestión de segundos, no hace lo mismo para bajar?
"Cuando los gatos entran en actitudes de caza, como perseguir pájaros, son meramente instintivos y no se dan cuenta muy bien de lo que están haciendo, porque están muy concentrados en atrapar a la presa", dice la etóloga -especialista en comportamiento animal- Macarena Donoso.
Los mininos "son súper llevados de sus ideas", recalca la médico veterinario, por lo que añade que cualquier consejo involucra tener una escalera cerca.
El dueño
Hay que tener claro que el suave regalón "no se va a autoconvencer de bajar, no lo va a intentar, porque a su especie no le gusta lo nuevo", detalla Donoso. Esto no es "de pesados", manifiesta, y aclara que es por "una actitud física. Literalmente se quedan paralizados, no mueven nada, el miedo los deja así".
"El gato de uno puede ser un poco más fácil", menciona la etóloga, "aunque, por miedo, igual puede atacar a su dueño".
Esta visión es compartida por el voluntario de Bomberos Vicente Montes, quien afirma que este tipo de emergencias es peligrosa, porque "los gatos son muy agresivos cuando uno trata de tomarlos, eso es algo que hay que prevenir".
Por esta razón, añade, los efectivos son capacitados en "cómo retirarlos del lugar y darles primeros auxilios". Cuenta también que en los cuarteles están atentos a este tipo de llamados, porque "siempre los animales tienen relación con los niños", y la mayoría de las veces son ellos quienes dan la alerta.
Detalla que un operativo para bajar a un felino de un árbol puede durar cerca de una hora, porque "el animal a veces se pone agresivo o se enreda más dónde está, por ejemplo, si es entre alambres".
Tentar con comida
El alimento es un buena excusa para cambiar de lugar, tanto para humanos como mininos, pero estos últimos no se conforman con la presión del hambre para bajar de un árbol, sino que es preciso tentarlos "con algo que uno sepa que le puede gustar. Si es un gato de la calle, quizás con un tarro de atún o algo que tenga bastante olor, pero igual hay que acercarse bastante, porque literalmente se bloquean", cataloga Donoso.
Esta técnica "no funciona con su comida del día a día", advierte.
No tocar
La piel de los gatos es sumamente sensible, "porque a lo largo de todo el cuerpo tienen células de Merkel, que son como las que nosotros tenemos en las yemas de los dedos", advierte la veterinaria.
Esto hace que "cualquier contacto fuerte les genere una sensación muy desagradable, entonces, lo ideal es nunca tocarlos en esta situación", aconseja. La captura no debe ser "directamente con las manos ni con guantes".
Taparlos
Una buena idea para bajar a un gato de un árbol es ir con una manta o toalla gruesa, con tal de evitar un rasguño, para taparlos, "porque se quedan súper quietos cuando uno los envuelve. Hay que intentar acaparar todo el cuerpo, ya que eso les da una sensación de estabilidad y seguridad" frente al estrés, aporta la veterinaria.
Si la mascota pasó más de un par de horas arriba, "hay que sí o sí llevarlo a que lo revise un veterinario, porque uno no sabe si tuvo mucho contacto con el Sol o cuál es su nivel de deshidratación", añade Donoso.
Los gatos, al pasar más de tres días sin comer, comienzan a desarrollar lipidosis, enfermedad que puede ser mortal, ya que el hígado se empieza a engrasar, porque los felinos domésticos necesitan que estar recibiendo comida muy seguido.
"(El gato) No se va a autoconvencer de bajar, no lo va a intentar, porque a su especie no le gusta lo nuevo (...). Literalmente se quedan paralizados, no mueven nada, el miedo los deja así".
Macarena Donoso,, etóloga."
Dana, la espanta demonios Edad: 12 años
Raza: persa El escritor Francisco Ortega, autor de "Logia", es acompañado en su trabajo histórico y literario por la gata Dana, quien llegó a su vida porque su exmujer "me dijo que se casaría conmigo solo si le conseguía a un Ewok bebé (criatura de "Star Wars", recordada por su ternura). Lo más parecido que encontré fue una cría de gato persa", gracias a un dato que le dio su hermana veterinaria. Esta raza posee un gran valor en el mercado, "pero Dana no costó nada, ya que tiene la mandíbula inferior desplazada, razón por la cual la entregaron esterilizada para que no se reprodujera (...). Es terrible, pero si yo no la hubiese adoptado, la habrían sacrificado por deforme". El autor cuenta que se separó en 2010, y que su exmujer "se llevó a Dana, pero la gata se deprimió", así que volvió con Ortega: "Es bonito pensar que, a pesar de que la regalé, me escogió".Francisco Ortega, escritor."