Construyen nave de madera a vela más grande del país
22 metros de largo y seis de ancho tiene el casco de la embarcación que se fabrica a pulso en un astillero del sector rural de Ancud. El proyecto cuenta con el apoyo de Uñü Chilean Hanmade, un emprendimiento de innovación social que busca rescatar el patrimonio local.
Dos historias, dos proyectos se unieron para dejar un testimonio que perdure en el tiempo en el territorio chilote. El primero de ellos se gesta hace unos ocho años atrás, cuando el ancuditano Sady Herrera -quien vive actualmente en Buenos Aires, Argentina- decide comenzar a construir una gran embarcación a vela, con la idea de navegar por el mundo.
El segundo es el de Javier García, creador de Uñü Chilean Hanmade, un emprendimiento que busca poner en valor una diversidad de productos artesanales elaborados por isleños con materia prima local y, como dice el nombre de la marca, todo hecho a mano.
El lugar común es Manao en la comuna de Ancud, donde se cruzan las dos iniciativas. Porque mientras Javier García trabaja con artesanos chilotes, un grupo de carpinteros da vida a lo que hoy es el casco de este barco, nave que impresionó por sus dimensiones a este santiaguino, que así decide iniciar también un registro visual de la inmensa construcción.
Con esta alianza se espera mostrar el trabajo que ha significado concretar la goleta pero también el día en que por primera vez zarpe desde mares chilotes. Ambos son hitos importantes; sin embargo, para su dueño ha sido el tiempo de trabajo, de búsqueda de materiales y de fabricación lo más relevante.
amor por el mar
Sady Herrera contó que esta idea se inició como un plan personal. A los 13 años dejó la Isla Grande para ingresar a la Escuela Naval, en Valparaíso. Su madre vive en la localidad de Manao, por lo cual siempre su vida ha estado ligada al mar y la navegación. Y sin pensar en el interés público que hoy tiene su sueño, ya comienza a tomar forma, pues el casco de la nave está listo.
"Después de haberme retirado de la marina como teniente, me tocó conocer mucho de navegación a vela, y tuve la idea de por qué no replicar algo de lo que se hacía en el resto de Chiloé, dado que acá se dan muy buenas condiciones para este tipo de navegación", señaló.
Con varios desafíos se encontró en este camino. Encontrar buena madera, que esté seca, diseñar, y hallar el equipo de carpinteros. Este último es liderado por Héctor Rodrigo Paidanca, mientras que los planos los hizo el diseñador naval argentino Néstor Völker.
"Esto toma bastante tiempo, además de los recursos económicos que hay que aportar, y eso hace que esto tenga una duración que para unos puede ser mucho y para otros lo que se debe. Es un trabajo que tiene que quedar bien hecho para que funcione bien y me entretengo más con la construcción que con el tenerla lista y tirarla al agua, acá el proceso recorrido tiene que ser interesante", sostuvo Herrera.
Y claro, no es cualquier embarcación. Es un diseño que replica naves de 1930. Su casco mide 22 metros de largo por 6 de ancho, pesando 50 toneladas. Tiene una quilla exterior de fierro (pieza longitudinal desde donde nacen las cuadernas o costillas del barco) que permitirá anexar dos mástiles de 25 metros, más sus velas. Sería la embarcación más grande de su tipo construida en el país en los últimos 50 años.
Madera de árbol de ciprés es de la que se constituye principalmente el cuerpo de esta estructura, pues siempre la idea fue que la obra se hiciera con material local. "En Chiloé se construyen principalmente en Dalcahue embarcaciones de muy buena calidad y por gente muy buena, pero siguen construyendo con ciertas formas o ideas antiguas, traídas quizá por los españoles o por la gente que estuvo en Punta Arenas. Esta tiene un diseño que si bien es de 1930, rescata el momento cuando este tipo de embarcaciones tuvieron sus mejores formas, antes de que entrara el plástico o la fibra de vidrio", aseveró.
Sumó: "Por eso incorporamos técnicas más recientes en la madera. No es una embarcación de trabajo, y la mayoría que se hacen en Chiloé, para la industria del salmón o para transporte de pasajeros, son para uso distinto, pero su vida se agota y se termina en una playa y desaparece; la idea de esta embarcación es que su vida nos supere a nosotros, por uso o por cómo está construida, es como una iglesia", graficó el ingeniero naval.
Con estas características no fue difícil que Javier García, fundador de Uñü, se enamorara de este gigantesco proyecto, al cual llegó a partir de su propio emprendimiento de innovación social, como él lo denomina, en el cual se asoció con artesanos de varias localidades insulares, como Caulín y Manao. Entre todos crean una diversidad de productos, con un valor agregado en diseño.
"Los artesanos elaboran, nosotros compramos, los comercializamos y tenemos un modelo económico en que parte del margen del negocio se devuelve a los talleres de los artesanos para que mejoren sus condiciones, y con otro porcentaje de ganancia hacemos dos reforestaciones al año. En todo este proceso y enamoramiento con la gente, nos encontramos con este astillero gigante donde se está construyendo esta embarcación; yo pensaba que era un barco más, justo andábamos con el equipo de producción, de una productora audiovisual que trabaja con nosotros, entramos a este astillero y no podíamos creer la dimensión y la forma en que se está construyendo", relató.
García agregó que "aquí no hay plásticos, no hay material químico, todo 100 por ciento madera, hecho a mano, y al vernos con esto nos dimos cuenta de inmediato que había un patrimonio histórico, oculto en un astillero y tuvimos la necesidad de documentarlo y mostrarlo".
Así, el proceso de construcción de la nave ha ido grabándose, con el objetivo de plasmarlo audiovisualmente hasta el día en que sea tirada al mar, para navegar por aguas chilotas y probablemente de muchos otros lugares del mundo. Tres a cinco años quedan aún de trabajo, para finalizar con esta gran obra.
Carpintero
Un rol fundamental ha tenido Héctor Rodrigo Paidanca, carpintero a cargo de la construcción del proyecto. Él es del sector de Hueldén Lamecura y se dedica a este rubro prácticamente desde que era un niño, aprendiendo el oficio de su padre, quien también fue un destacado carpintero de ribera de la zona norte de Chiloé, Daniel Paidanca.
Reconoce que no ha sido labor fácil, ya que si bien ha tenido la ayuda de un grupo de personas, el adaptarse con rigor al plano fue todo un desafío. "Ha sido algo nuevo, he trabajado harto en embarcaciones pero no este tipo de diseño, hubo que adaptarse al plano y hacer bien los compartimientos, para que se ajustara al plano", compartió.
Asimismo, dar forma al espejo, que es la estructura ubicada en la zona de popa, ha sido para él lo más difícil. "El espejo es curvo, entonces eso fue complicado para hacerlo llegar al entable, ha sido un desafío y queda harto, hay que hacer harto por dentro: hay que calafatear, enmasillar, detalles que van quedando para el último, esto es trabajo lento que hay que ir haciendo minuciosamente".
"No es una embarcación que va estar todos los días en la playa", subrayó este maestro con experiencia desde los 14 años en el rubro y que reconoce esta es la más grande nave que ha construido. "Yo hago embarcaciones chicas para pesca artesanal, de diez metros para abajo, y esta es la más grande, pero gracias a Dios ha salido bien", resaltó.
"En Chiloé se construyen principalmente en Dalcahue embarcaciones de muy buena calidad y por gente muy buena, pero siguen construyendo con ciertas formas o ideas antiguas". Pensaba que era un barco más, justo andábamos con el equipo de producción (...), entramos a este astillero y no podíamos creer la dimensión y la forma en que se está construyendo". Hay que hacer harto por dentro: hay que calafatear, enmasillar, detalles que van quedando para el último, esto es trabajo lento que hay que ir haciendo minuciosamente"."