Tribunal desecha calificante y condena a buzo por homicidio simple en Dalcahue
Justicia descartó el ensañamiento en la muerte del dentista colombiano.
Pese a acreditar que la víctima sufrió 14 traumas en la cabeza que por sí solos podían causar la muerte, el Tribunal Oral en lo Penal de Castro descartó por deficiencia probatoria la existencia de la calificante del ensañamiento en el asesinato del dentista colombiano Efraín Alvear Jaramillo (38). Por ello, el buzo confeso de la agresión fue condenado solo por homicidio simple.
Así quedó resuelto ayer en la audiencia de veredicto en que la sala presidida por la magistrada Angélica Monsalve acreditó la responsabilidad del hombre de mar de iniciales J.L.B.H. (55) en la muerte del profesional, indicando que "usando un elemento contundente" lo atacó entre la noche del 30 de abril y la madrugada del 1 del 2016, "con intención homicida y en varias ocasiones", en su casa de pasaje El Bosque de Dalcahue.
Eso sí, los sentenciadores explicaron que la descripción fáctica de los acusadores para configurar la calificación en este crimen no llegó a demostrar la existencia del ensañamiento. Sin embargo, en una determinación por mayoría consideraron el concurso de la agravante de aumentar deliberadamente el mal del delito causando otros males innecesarios para su ejecución.
Más allá de esta decisión judicial, el fiscal de la causa Javier Calisto no rebajó mayormente su pretensión de pena contra el hoy condenado. Invocó 14 años de presidio -había pedido 15 inicialmente- argumentando que la circunstancia acogida que agrava la responsabilidad criminal se sopesa con las dos atenuantes que reconoce -irreprochable conducta y colaboración sustancial-, lo que no bajaría la gradualidad de la sentencia.
A su vez, el persecutor fue claro en señalar que "para emitir el fallo hay que considerar la extensión del mal causado generado a la familia y a la misma sociedad, debido al rol y reputación pública que tenía este profesional en la comunidad".
Junto con discrepar abiertamente con la decisión de los magistrados, el abogado querellante Hugo Oyarzún mantuvo los 20 años de presidio que solicitó en su acusación, reiterando que no existen atenuantes que favorezcan al también armador de nave menor. Incluso, indicó que "mintió" en su testimonio.
En tanto, el defensor Claudio Herrera alegó la concurrencia de tres aminorantes. A las dos ya acogidas por el Ministerio Público, dentro de las cuales calificó la colaboración por "desencadenar" toda la intervención policial y la indagatoria general, sumó la relativa a confesar el delito y denunciarse.
"(El joven) Pudo elidir la acción de la justicia, tenía los medios y los nexos para hacerlo, pero se denuncia y da cuenta de su participación directa en los hechos", aclaró.
Bajo este escenario, el profesional invocó la rebaja en un grado para sustentar un quántum de 5 años y un día de presidio. Además, calificó como "ilegales" las penas pedidas por los acusadores, ya que "excederían" las cuantías en relación a las modificatorias establecidas.
Valoración
Por su parte, Filippo Corvalán, el otro defensor del buzo valoró el veredicto, "puesto que acogieron la petición que postulamos desde el inicio no solo del juicio sino de la investigación".
Agregó que "el homicidio simple era una tesis absolutamente plausible y daba cuenta de un ánimo único de matar y no de aumentar el sufrimiento".
Con estos antecedentes, ahora solo resta esperar el fallo fijado para el miércoles en la misma sala.
Decepción
Contrariados y decepcionados se mostraron los cercanos a la víctima tras el veredicto judicial. Todos pensaban que con la prueba presentada se podía establecer el homicidio calificado. Como indicó la colombiana Rósula Vásquez, con esta decisión "ya no podemos esperar más, falta que le den un certificado al asesino. Todos los peritos dieron cuenta la forma en que fue agredido Efraín". A esto sumó Alejandro Pozo que "no sirve de nada que llegue una experta y describa con detalle que había ensañamiento si después no lo consideran". En tanto, el abogado Hugo Oyarzún adelantó que recurriría de nulidad.