El 'Rey del Ciprés' vive en la memoria de Chonchi
La imagen de Ciriaco Álvarez aún resuena en las historias y anécdotas de una gloriosa época en Chiloé.
Un personaje legendario. Así se puede resumir la intensa vida del más fiel representante de una época de bonanza económica que marcó un antes y un después en la actividad comercial maderera en Chonchi a finales del siglo XIX y principios del XX: Ciriaco Álvarez Vera.
Solamente la historia lo acuñaría con el tiempo como "El Rey del Ciprés". Y es que ese apodo se lo ganó con legítimo derecho al convertirse en todo un magnate en un período en que la exportación maderera alcanzó su máximo esplendor en el Archipiélago.
Álvarez nació en la localidad de Teupa, comuna de Chonchi, el 24 de abril de 1873 en el seno de una familia de esfuerzo y trabajo, una cualidad que este chilote heredó para convertirse en uno de los empresarios más prósperos en la comuna de las roscas, tertulias, licor de oro y las mistelas.
"Tenía mucho de rey y algo de mendigo, por su habitual modestia en el vestir. Un poncho grueso, un traje un jockey de hidalgo regional y unas ojotas de cuero eran sus vestiduras de monarca". Así lo representó uno de los múltiples pasajes históricos que hoy forman parte del rico archivo del Museo de las Tradiciones Chonchinas, emplazado en el corazón de calle Centenario, declarada Zona Típica y donde quedan varias casas de aquella época dorada de la explotación maderera.
Luego de cursar sus estudios en el emblemático Liceo de Ancud, Álvarez comenzó una maratónica y ascendente carrera empresarial en un ámbito en que fusionó los rubros de la madera, recursos del mar y cueros. Un pilar fundamental para el crecimiento de su fortuna fue la estratégica conexión que mantuvo con el puerto de Melinka -entonces administrativamente de Chiloé y hoy de la Región de Aysén-, siendo la base de su exitoso emprendimiento.
¿Cómo era?
En las páginas de los registros museográficos se sigue con la descripción de "El Rey del Ciprés": "Hombre de regular estatura, moreno, delgado y pelo ondulado. Empezó a labrar su fortuna como pescador, luego, cuando tuvo un capital, habilitó cuadrillas de gente pescadora en especial hacheros. Tenía bodegas madereras en Melinka donde almacenaba maderas, cholgas y cueros. Allí atracaban los buques que cargaban ciprés y que lo llevaban a países extranjeros".
Don Ciriaco llegó a tener una flota de ocho embarcaciones, siendo la fragata Melinka su máxima obra naviera.
La actividad vinculada al comercio de las maderas nobles de Chiloé se desarrolló hasta comienzos del siglo XX. El alerce se vendió al Perú durante la Colonia y el ciprés tuvo su esplendor a fines del XIX e inicios de la última centuria.
La encargada del Museo de las Tradiciones Chonchinas, Tania Márquez, quien ha relatado la historia de este legendario personaje en incontadas oportunidades a turistas y chilotes, añade que "Ciriaco Álvarez fue el empresario más importante de lo que fue la exportación maderera, no fue el único que se dedicó pero fue el principal, fue el gestor de todo esto".
El resurgimiento del modelo económico y comercial se vive en el siglo XIX en el Archipiélago, luego de una caída del mismo tras el alejamiento del dominio de la corona española cuando Chiloé es anexado al territorio chileno, en 1826.
Bajo esa condición los emprendedores forestales apostaron por la explotación de valiosos recursos como el alerce y el ciprés de las Guaitecas, los cuales eran procesados sin restricción alguna debido a la enorme riqueza maderera que imperaba en esas latitudes en ese entonces.
"Estos empresarios chilotes como don Ciriaco lograron levantar Chile a costa de la explotación maderera, en ese tiempo no era un tema que fuera mal visto, generaba ingresos, no tenía el pensamiento de que iba a desaparecer en algún momento el ciprés", reconoce Márquez.
Anécdotas
Uno de los hechos detalla que el entonces Presidente de la República Pedro Montt (1906-1910) en una gira marítima por el sur del país realizaría un alto en el puerto maderero de Chonchi para saludar al "Rey del Ciprés".
El jefe de Estado llegó cuando Ciriaco se encontraba en plenas faenas forestales. Es así como partió en una modesta embarcación vestido con pantalones de lana, un poncho de lana y ojotas. Las páginas de la historia del museo local añaden que "al encontrase con un oficial de guardia, preguntó: ¿Está Pedro? El oficial lo rechazó con energía al ver a tan humilde y desarreglado campesino, pero Ciriaco con voz altanera y descomedida comenzó a exigir que se le llevara a la presencia de su amigo Pedro Montt, el mandatario supremo de la República. Momentos más tarde los amigos se reunían en un estrecho y apretado abrazo frente a la mirada atónita de la comitiva y de la oficialidad".
Toda la comitiva y la tripulación de los buques bajaron a tierra, pues Ciriaco Álvarez desea atenderlos debidamente.
Pero sus particulares pasajes no terminaron allí, sino que más allá de las fronteras chilotas, los que no hicieron más que acrecentar su leyenda.
"Cierta vez llegó a Santiago a un club social aristócrata vestido humildemente, lo echaron por rotoso, callado salió y compró el mejor traje; volvió al bar ahora vestido elegantemente y lo atendieron. Y preguntó: '¿Cuánto vale el bar?', cuando le dijeron el precio sacó su billetera y pagó. Los que atendían quedaron atónitos, entonces manifestó: 'Soy Ciriaco Álvarez, quedan invitados al bar hasta que consuman su existencia'", detalla la historia local.
Ciriaco Álvarez, quien vivió al final de la calle Centenario -donde hoy aún existe una de sus propiedades-, falleció el 7 de marzo de 1933 en Chonchi. Con su muerte nació una verdadera leyenda que resuena hasta nuestros días evocando noches de fiesta y alegría y una época dorada cuyo sello de empuje se lo dio el "Rey del Ciprés".
"Ciriaco Álvarez fue el empresario más importante de la exportación maderera".
Tania Márquez,, encargada del Museo de las Tradiciones Chonchinas."
"Estos empresarios lograron levantar Chile a costa de la explotación maderera".
Tania Márquez,
encargada del Museo de las Tradiciones Chonchinas."
1873: nació el legendario chonchino que tuvo un "imperio" de la madera.
60 años de edad tenía el recordado Ciriaco Álvarez cuando falleció en 1933.
8 embarcaciones llegó a tener el más famoso empresario forestal chilote de la historia.