A pura voluntad y sin apoyo, así se mantiene vivo el Mercado de Viña
El centro comercial pasa inadvertido ante los ojos de las autoridades y quienes caminan por la calle Arlegui. Hace unos años los pilastreros fueron ilusionados por el municipio de la época con la promesa de mejoras: nada de eso ocurrió.
Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso
Para el común de las familias chilenas, esas que trabajan incluso más de 8 horas diarias, la visita al mercado o a la feria forma parte de sus actividades más comunes. En el caso de los viñamarinos, estos cuentan con uno de los centros comerciales, y populares más frecuentados por aquellos que gustan de comprar productos frescos para llevar a la mesa. Pescados y mariscos recién llegados desde la caleta, coloridas verduras y jugosas frutas, entre otras cosas, se pueden encontrar en el Mercado Municipal ubicado en la calle Arlegui, uno de los focos más transitados de esta ciudad.
"Todos nos alegramos cuando leemos en los diarios sobre la reconstrucción del Mercado Puerto, o cuando nos enteramos de que algo bueno les pasa a los pilastreros del Mercado Cardonal. Cómo no, si nos identificamos con ellos y con todas las personas que nos prefieren. Pero acá no somos na' de tontos, es claro que no nos toman en cuenta. Se han prometido arreglos e inversiones desde hace mucho, pero no hemos recibido nada. Somos invisibles". De esta forma Gerardo Cisternas, un carnicero con 72 años de experiencia en el Mercado Municipal de Viña del Mar, se refiere a la situación actual de su fuente de trabajo.
Cisternas desde niño conoce el edificio que ha albergado uno de los comercios más queridos por los viñamarinos. En ese tiempo la ciudad era prácticamente un peladero, sin embargo, la urgencia de desarrollo humano y comercial incentivaron la construcción del mercado.
El 1 de junio de 1938 fue la fecha escogida para su inauguración. Muchos esperaron con ansias ese día, si hasta el Presidente de la República de esa época, Pedro Aguirre Cerda, llegó hasta lo que hoy se conoce como calle Arlegui, para darle el vamos a magna obra. Luego de eso, y según los pocos pilastreros que recuerdan esos tiempos, un aura de esplendor se apoderó del mercado, llegando a ser considerado por muchos como un símbolo de la 'Ciudad Jardín'.
Querido por todos
Ahora, en cambio, asumen que lo bueno dura poco y que nada es para siempre. De los 70 locales dispuestos para el comercio en 1938, solamente 40 se encuentran disponibles para la atención al público. Varios son los que han perecido ante la despreocupación de sus arrendatarios y la indiferencia de la autoridad.
Pese a las adversidades, los locatarios siguen poniéndole el hombro todas las mañanas en esos pequeños emprendimientos en los que sostienen sus esperanzas. El presente para algunos no es muy claro: "Vengo cada día porque esto es mi vida. Ya tengo 84 y si no contara con esto quizás ya estaría muerto. Acá paso rabias, converso, me río y tengo buenos clientes desde hace mucho tiempo", cuenta el carnicero Cisternas.
Cada día cientos de personas pasan por entre las pilastras, en búsqueda de frutas y verduras frescas, pescados, mariscos o alguna cocinería en la que saciar el hambre.
Por fuera todos los locales funcionan, todo se ve perfecto y aparenta ser un mercado normal que cubre las necesidades para la semana. La señora Elena es una de las tantas clientas que goza de los quesos de cabra, las guatitas o las frutas que ahí venden. "Es bueno comprar acá, me dejan elegir y ya tengo mis caseros. Prefiero mil veces comprar algunas cosas acá que en los supermercados tradicionales", menciona.
En las cocinerías se vive una realidad similar. El local de la "Mony", por ejemplo, tiene cuatro años de experiencia dentro de las instalaciones del mercado. De forma desatada y disfrutando de cada trozo de carne está uno de sus clientes. Todo parece muy bonito, pero para ella no lo es tanto.
Un problema de 1938
Mónica Leal ha trabajado durante una buena parte de su vida en las cocinerías del mercado. Hace poco decidió emanciparse, para formar un pequeño emprendimiento con el apodo con que muchos la conocen, "Mony".
Por estos días, la permanencia con su local es puesta en duda, así como la de muchos otros quienes no han podido descansar, a raíz de una fiscalización realizada por la Superintendencia de Electricidad y Combustible (SEC).
La exigencia hecha a los locatarios por la SEC tiene que ver con la obligación de cambiar el sistema de gas por uno de cañería. Con eso, la inversión a realizar superaría los 20 millones de pesos, una suma impagable para la gente que ahí trabaja.
"No tenemos los medios para costear esos arreglos. Cómo hacemos para romper las calles, para juntar la plata, se nos hará imposible y el plazo para hacer los arreglos ya venció", se descarga la "Mony".
La implementación que el organismo pide, da cuenta de las malas condiciones de un mercado que data de 1938 y que, en todos estos años, "poco ha recibido de parte de una municipalidad que, se supone, tiene la misión de velar por el renacer de esto que nos pertenece a todos", se descarga Leal, quien concuerda con el hecho de que se preserve la seguridad de clientes y comerciantes. Si incluso hace unos años tuvieron que reparar todo el sistema eléctrico y todo resultó como corresponde.
La presidenta de la Asociación de Locatarios del Mercado Municipal de Viña del Mar, Patricia Montenegro, quiere calmar las aguas. Según dice: "Todos los dueños de las cocinerías participamos de una reunión con la gente de la municipalidad, de ahí que ellos son los que se harán cargo de la inversión y de traernos la matriz del gas a cañería hasta acá. Cuando eso pase, cada uno de nosotros se hará cargo del problema".
Promesas de campaña
En palabras del carnicero más antiguo, Gerardo Cisternas, "habían más de mil y tantos millones de pesos para hacer una remodelación linda, construir un segundo piso, sumar locales, pero todo eso quedó en nada. Nadie ha hecho nada, estamos solos. Y si esto sigue así de olvidado, va a desaparecer".
Lo anterior queda confirmado en un breve texto, llamado "Estudio sobre una visión multidisciplinaria del estado de conservación y funcionamiento del mercado municipal", realizado en octubre de 2003. En él se sientan las bases para una recuperación arquitectónica del lugar, que había ilusionado a todos los pilastreros.
"El plano era precioso, había un segundo piso planificado con dos restaurantes turísticos, una escala mecánica, una cúpula de vidrio. Hasta nos llevaron al Castillo Wulff y quedamos vueltos locos, nos dieron cafecitos, galletitas y nos mostraron cómo iba a quedar, pero al final no pasó nada, se perdió todo", habla Cisternas, quien ya perdió la esperanza de ver, nuevamente, su mercado tan imponente como en sus primeros días.
Es más, hace unos años los comerciantes denunciaban ante los medios la falta de baños públicos, filtraciones de aguas lluvias, deficiencias en la ventilación y daños en los techos causados por la presencia de palomas. En todos estos años, aseguran, solo se han construido los baños y reparado los techos. Una inversión más grande ya es una utopía.
Mientras tanto, la gente en la ciudad seguirá confiando en sus caseros, prefiriendo el mercado por sobre otros comercios. "Si la gente aún confía en nosotros, debería haber más preocupación. No podemos seguir siendo un cacho para el municipio", concluye Cisternas, quien ha dado su vida por el centro comercial que, quizás, no verá renacer.
Municipio
Desde el Departamento de Rentas de la Municipalidad de Viña del Mar confirman lo que, entre locatarios, ya es generalizado. Su director Gerardo Casas, recalca que "es cierto que en el último año de la administración de Kaplán se planificó un proyecto, que ascendía a los 600 millones de pesos, y que con la nueva alcaldía no prosperó".
Su explicación tiene que ver con una escasez de recursos generalizada, que impide complacer todas las necesidades que se tienen. A pesar de ello, reafirma la intención de la alcaldesa Virginia Reginato (UDI) por recuperar el espacio. "En el último tiempo la gente de la Secretaría Comunal de Planificación (Secpla) ha estado trabajando con el administrador del mercado y con sus comerciantes, la idea no es invertir los mismos seiscientos millones de hace doce años, pero algo se está pensando", sentencia este trabajador municipal.
"El plano del nuevo mercado era precioso. Había un segundo piso planificado con dos restaurantes turísticos, una escala mecánica y una cúpula de vidrio. Nada de eso se concretó".
Gerardo Cisternas,, antiguo carnicero del mercado."