Implementan nuevas técnicas para detectar toxinas en moluscos
Equipamiento tecnológico posiciona al Centro Regional de Análisis de Recursos y Medio Ambiente como uno de los tres laboratorios que ofrece nuevo análisis de toxinas lipofílicas en moluscos.
Adías de cerrarse el proyecto FIC, el Centro de Análisis de Recursos y Medio Ambiente (Ceram) de la Universidad Austral de Chile Sede Puerto Montt abrió sus puertas para que mitilicultores, industria conservera, entidades de Gobierno, investigadores y estudiantes de postgrado accedan a un taller informativo y conozcan la nueva técnica a través de la cual se analizan los moluscos para el control sanitario de los centros de producción y en el producto final para la exportación a Europa.
La iniciativa, cofinanciada por el Fondo de Innovación para la Competitividad del Gobierno Regional de Los Lagos y la Universidad Austral de Chile de la sede puertomontina, significó la adquisición de un cromatógrafo de masa-masa e implementación de una nueva técnica para detectar toxinas en moluscos, a través del proyecto denominado "Implementación de capacidades regionales para la cuantificación de biotoxinas lipofílicas en moluscos bivalvos para la exportación bajo estándares de la Unión Europea", explicó Miriam Seguel Lizama, directora del Ceram.
Las toxinas lipofílicas son un grupo de toxinas producidas por microalgas, específicamente del grupo de los dinoflagelados y se pueden englobar en cuatro grupos: ácido okadaico y sus derivados (VDM), pectenotoxinas (PTX), yesotoxinas (YTX) y azaspiracidos (AZA). Cada grupo de estas toxinas tiene diferentes efectos que pueden ser nocivos en el ser humano.
La nueva normativa de la Unión Europea ha dejado obsoleto el análisis que se realizaba mediante bioensayo de ratón y, desde enero del 2015, Chile establece que el método oficial es la cromatografía líquida/espectrometría en masa en tándem (LC-MS/MS), estableciendo 13 toxinas que se deben identificar y cuantificar en los moluscos bivalvos, al igual que los límites para el consumo humano.
Cuando las concentraciones de toxinas sobrepasen los límites permitidos para el consumo humano, Sernapesca procede al cierre de las áreas de producción. Por lo tanto, no se puede cosechar hasta que los niveles de toxinas bajen y sean aptos para el consumo humano.
Al respecto, Miriam Seguel, directora de Ceram, indicó que "la cromatografía liquida masa-masa permite contar con una alta sensibilidad, selectividad, versatilidad y rapidez en la obtención de los resultados". Así, el laboratorio del Ceram podrá entregar un servicio integral en el tema de toxinas marinas a la industria del mejillón (choritos).
Mitilicultura
La industria del mejillón chileno se desarrolla principalmente en la Región de Los Lagos, con un total de 283.300 toneladas en 2015, generando un volumen de exportación de 69.499 toneladas equivalente a 201 millones de dólares. Estas cifras sitúan a Chile como el segundo productor mundial de mitílidos.
Los principales mercados son países europeos como España, Francia e Italia que, junto a Rusia y Estados Unidos, concentran el 69% de las exportaciones chilenas. Esta industria, además, genera aproximadamente 17.000 empleos anuales.