Estudio determinó la presencia permanente de ballenas azules
"Ecología trófica y comportamiento de ballenas azules (Balaenoptera musculus) y otros cetáceos en el golfo Corcovado, Chile" se denomina la investigación que lidera la Fundación MERI y Woods Hole Oceanographic Institution.
Chiloé es reconocido internacionalmente por sus hermosos parajes, pero también por la fauna que está presente en la zona. Uno de los ejemplares más espectaculares es la ballena azul (Balaenoptera musculus), y si bien tradicionalmente se pensaba que llegaba en las aguas de estas latitudes durante el época estival (noviembre-abril), una investigación descubrió que algunas de ellas permanecen en el área durante todo el año.
Se trata del proyecto de investigación "Ecología trófica y comportamiento de ballenas azules y otros cetáceos en el golfo Corcovado, Chile", liderando por la Fundación MERI y Woods Hole Oceanographic Institution, estudio que ya completó su cuarto años y, dentro de sus hallazgos, determinó que algunos de estos mamíferos no migran a aguas más cálidas.
Como parte de esta investigación, un grupo de 14 científicos nacionales y de otros países como Estados Unidos e Inglaterra concretaron una expedición de 15 días desde el área del golfo de Ancud al Corcovado. Si bien las condiciones climáticas imperantes en la zona impidieron que el grupo abarcara a un mayor número de ballenas, también pudieron llevar a cabo otro tipo de investigaciones.
Desde Dalcahue zarparon los navíos "Centinela" y "Khronos", en los que se desplazaron los investigadores, quienes con la última tecnología disponible para realizar su trabajo buscan dar respuestas al comportamiento de estos mamíferos, pero también conocer las condiciones en que se encuentra el ecosistema marino.
Marcar a las ballenas con dispositivos digitales que permiten seguirlas, tanto en su patrón de buceo como movimientos en 3D fue parte del objetivo de este trabajo, pero lamentablemente las condiciones meteorológicas les jugaron en contra durante gran parte de la travesía y los expertos solamente pudieron instalar estos aparatos en tres de ellas.
Así lo explicó el director científico de la Fundación MERI, Gustavo Chiang, quien comentó que "en realidad no logramos realizar todo lo programado por un tema climático. Teníamos planificado una expedición 15 días de navegación en la que principalmente íbamos a marcar las ballenas con estos dispositivos digitales para poder seguirlas: seguir patrón de buceo, movimiento en 3D, vocalizaciones, cámaras de altas resolución para ver el movimiento y estudiar la biomecánica de las ballenas, pero fue bastante complejo".
Durante los primeros nueve días de la expedición los científicos no lograron avistar un gran número de cetáceos, pero eso cambió en las últimas jornadas y finalmente pudieron marcar algunos de estos animales.
"Logramos poner tres etiquetas en total, pero pudimos desarrollar otros experimentos que son complementarios a lo que estamos haciendo", expuso Chiang, sumando que "nos sentíamos un poco frustrados con el equipo por el tema climático, pero al final hicimos bastante".
Dentro del trabajo que lograron llevar a cabo, el científico detalló que "pusimos unos dispositivos acústicos pasivos en el agua para poder triangular la posición de las ballenas, estuvimos mapeando con otro dispositivo acústico, un ecosonda en el krill y en plancton en la zona, tomando muestras para ver cuál era la disposición y el volumen, ver la biomasa que está disponible para las ballenas; además, hicimos sobrevuelos con drones para poder medir a las ballenas".
Asimismo, expuso que "el otro equipo que andaba en la otra embarcación pudo tomar muestras también de los soplidos de las ballenas para ver la flora bacteriana que está presente en ellas y también hacer más mediciones con los drones del tamaño y la morfología de las ballenas y, en realidad, ver que ballena azul es porque hay varias subespecies".
Chiang detalló que "de acuerdo a los datos anteriores que tenemos nosotros hay una zona en la que converge también la ballena azul antártica, entonces tiene algunas proporciones que son distintas, además de la toma de muestras por biopsia que pudimos hacer en la parte genética".
Continuo
Este es un nuevo año del proyecto que lidera la Fundación MERI y en que participan otras instituciones y la idea es seguir esta investigación como un continuo, con el fin de contar con respuestas al comportamiento de estos gigantes marinos.
"Tenemos resultados parciales de los experimentos anteriores y sabemos, por ejemplo, que las ballenas azules están presentes todo el año, aunque en menos proporción durante el invierno", sostuvo el director científico del organismo.
Junto con ello, el doctor mencionó que "entre noviembre a abril hay más presentes. Hay una investigación de la WWF que consistió en parte en poner unos rastreadores GPS a las ballenas y pudo identificar que migran desde Chiloé hasta Ecuador a la zona de las Galápagos".
La disponibilidad de alimentos durante todo el año figura dentro de algunas de las hipótesis de la presencia permanente de este tipo de cetáceos en las aguas chilotas, aunque también se analizan otros motivos.
"Esto lo determinamos el año pasado, cuando terminamos de analizar los datos de estos dispositivos acústicos pasivos y se ve la tasa de vocalizaciones a lo largo del año y se ve que esa tasa es menor durante el invierno, pero están presentes igual", argumentó la misma fuente.
Igualmente, precisó que "una de las hipótesis es que no todas las ballenas necesitan migrar, lo que se dice es que las que migran van a reproducirse a aguas más cálidas, pero las que no necesitan reproducirse se quedan acá y además tiene disponibilidad de alimentos y compite con menos ballenas por él".
Si bien existen otras instituciones que también han estudiado a la Balaenoptera musculus, de acuerdo a Chiang la investigación que realiza la Fundación MERI incorpora elementos pioneros en sus análisis.
"En el país hay varios equipos de investigadores trabajando hace años con la ballena azul, pero no con lo que estamos haciendo nosotros, se dedican específicamente a ver la ecología de la ballena azul, un poco la genética y la cantidad de avistamientos, lo que nosotros estamos haciendo con acústica sobre todo es pionero".
Ello, detalló considerando que en 2012 cuando se instalaron todos los dispositivos acústicos pasivos era la primera vez que se disponía de esa tecnología en Chile para estudiar a las ballenas.
"Estos nos permiten conocer cómo se comunican entre ellas y graba las vocalizaciones cuando por condiciones climáticas no las podemos ver y con esos datos podemos saber qué especie está presente en la zona; y si tenemos varias, triangular incluso la posición con radar. También las marcas digitales para ver el perfil de buceo y grabarlo en video no se había hecho en Chile", evidenció el experto.
Una de las observaciones que también realizó el equipo en su última expedición fue que había menos comida en la columna de agua y en una zona delimitada, lo que se podría asociar a la menor presencia de especímenes en la zona, pero finalmente serán los análisis de los datos entregados por los equipos instalados en el área los que permitirán entregar una afirmación real del porqué del fenómeno.