La semana pasada vimos como las calles se repletaron a lo largo de todo el país de muchos chilenos exigiendo "no más AFP". No cabe duda que el sistema de previsión está cuestionado debido a la rentabilidad de los fondos de pensiones, las comisiones cobradas por las AFPs, el nivel de las pensiones y el rol del Estado en la regulación de las AFPs y la provisión directa de servicios y subsidios previsionales.
La esperanza de vida en Chile ha aumentado lo que obviamente requiere de acrecentar los fondos de pensión para que no disminuyan aún más las jubilaciones.
Pero terminar con las AFPs no necesariamente es la solución, como asimismo la creación de una AFP estatal tampoco será la respuesta a mejorar las pensiones de todos los chilenos. Lo que se necesita es tomar en serio diversas fórmulas que no solo ha presentado la comisión Bravo (creada por el Gobierno para estos fines), sino la propia OCDE también ha dado sugerencias como aumentar gradualmente la tasa de cotización obligatoria de 10% a 13%, aportar 3% de los empleadores a los ahorros individuales de sus trabajadores, aumentar las edades mínimas de jubilación, solucionar el daño tributario en la inversión de los fondos de pensiones en acciones de sociedades anónimas chilenas, promover la formalización y la cotización previsional de los jóvenes, reprimir eficazmente la evasión previsional, entre muchas otras.
Solamente una serie de medidas permitirán mejorar gradualmente las pensiones, donde el Estado debe tener un rol preponderante en subsidiar pensiones a los jubilados más vulnerables, porque no podemos caer en populismo y en la venta de un eslogan como sucedió con la gratuidad en la educación, levantando una falsa expectativa que finalmente no se puede cumplir..
Columna
Iván Moreira Barros,, senador por la Región de Los Lagos