Rayen Mapu de Quellón, un liceo "inundado" de murales
Los trabajos artísticos de alumnos, profesores e incluso apoderados repletan murallas de distintos espacios del plantel municipalizado, con temáticas tan amplias como el reconocimiento del mundo indígena o la diversidad sexual.
Como si se tratara de un gigante tatuado, el Liceo Rayen Mapu de Quellón ostenta probablemente el récord entre los establecimientos educacionales del país en cantidad de murales. Fachada, salas de clases, comedor, gimnasio, pasillos, todos espacios que han sido aprovechados para volcar la creatividad artística de los miembros de la comunidad educativa. Acá se han expresado no solo los estudiantes, sino que apoderados, profesores y hasta alumnos de otros establecimientos.
Juan Carlos Durán, profesor de historia y actual rector, da luces sobre cómo se inició esta tradición en el plantel que dirige hace seis años. "En el nivel en que nos encontramos hoy día deben haber partido aproximadamente el año 2004 con el profesor Marcelo Barrera, quien tuvo la idea de hacer esto en forma más sistemática, con un nivel más avanzado", expone.
No obstante, el director señala que hay antecedentes en el siglo pasado. "Yo fui profesor en el antiguo Liceo C 40, hoy Rayen Mapu, y allí existieron, en algunas salas de clases, expresiones artísticas de los muchachos".
"El liceo siempre ha tenido una vocación social, progresista. El liceo ha sido bastante crítico con la sociedad, con lo que pasa hoy en día, y eso se ha reflejado en los murales", aporta el educador.
En los murales incluso han participado los apoderados. "Hubo una agrupación cultural denominada Víctor Jara que también plasmó su visión social en los murales", menciona.
No se trata de que se pinten paisajes en las murallas del Rayen Mapu. "Acá se encuentran imágenes de Domitila Cuyul, expresiones de Guayasamín, tenemos a Víctor Jara, Violeta Parra, el cacique José Santos Lincomán, todas expresiones que han surgido de los chiquillos", señala el director explicando que los jóvenes buscan por sí mismos las temáticas que plasman en el recinto.
Son los jóvenes que, sin mediar imposición alguna, eligen los motivos a representar. Esta libertad se expresa en la representación de temas que a los estudiantes les incumbe o preocupa, como la diversidad sexual, la aceptación del mundo gay, por ejemplo. "Hay murales que son la expresión al respeto de esa diversidad que tiene que existir", sostiene el director.
En cuanto a los espacios existentes en el edificio para ser utilizados como telón para estas expresiones artísticas, Durán explica que "todo el liceo es un objeto de murales, todos los espacios. Los muchachos buscan los espacios y nos dicen "profe, préstenos su pared'". Ellos buscan el lugar y plantean su idea y esa idea se mejora, en este caso con los monitores, con las personas que tienen más experiencia y se ve la técnica que se va a emplear".
A tanto llega el entusiasmo que muchas veces los jóvenes van a trabajar en estas obras días sábados y a veces los domingo. Asimismo, los alumnos con necesidades educativas especiales son los más motivados para trabajar en los murales. "Tienen un talento fantástico", remata Durán.
El financiamiento para la realización de cada mural está asegurado en el presupuesto anual del plantel. Los materiales, elementos e implementos se compran con fondos SEP (Subvención Escolar Preferencial) y se incluyen en el PME (Programa de Mejoramiento Educativo), cambio sustantivo en relación a cuando los costos corrían por la cooperación de la comunidad educativa.
Nadie tiene claridad respecto a la cantidad exacta de murales existentes en el plantel del sur de la Isla, pero un cálculo rápido da cuenta de una cincuentena de estos trabajos, abarcando obras de distintos tamaños y técnicas a lo largo, ancho, interior y exterior del emblemático y más antiguo liceo de Quellón.
Comienzos
El inicio de los murales en el Rayen Mapu se remonta al 2005. En ese entonces, Marcelo Barrera, santiaguino, profesor de Historia y Geografía del establecimiento, se percata del gran potencial de los alumnos en la parte gráfica. "Sentí que el edificio estaba muy pulcro, que había que intervenirlo. El primer mural que hicimos es uno a la entrada del liceo, fue difícil conseguir autorización para hacerlo, quizás porque a veces se intenta hacer un mural y no queda lo suficientemente ordenado. Me comprometí a que si hacíamos algo iba a quedar de la mejor manera posible, y trabajé con alumnos de Turismo", recuerda.
El docente cuando llegó a la comuna notó la gran presencia de alumnos con apellidos indígenas y pensó que se trataba de un nicho no explotado: "Una de las maneras de rescatar la esencia o la importancia de vivir en un lugar en que existen comunidades indígenas era a través de murales, con temas relacionados a etnias de Chile o América".
Así, al cabo de un tiempo, y luego de la realización de los primeros tres murales, Barrera le expresó al jefe de UTP de esos años, que es el actual director del liceo, que se hacía necesaria la creación de un taller exclusivo. "Desde ahí se transformó en algo más formal", reconoce.
Cuatro años estuvo Barrera en el Rayen Mapu, en los cuales trabajó codo a codo con los estudiantes haciendo murales. "Era entretenido pero medio agotador. Trabajábamos hasta los fines de semana", evoca confesando que él coordinaba y eran los muchachos los que pintaban. "Yo en eso participaba poco", expone el pedagogo, junto con detallar que doce o trece obras fueron realizadas en su período.
En la actualidad el taller de murales lo dirige desde el 2014 la licenciada en Artes Visuales Carola Mancilla, quien además fue alumna del liceo Rayen Mapu y entusiasta participante de la realización de murales en su época escolar. "En la actualidad tenemos entre diez y doce alumnos en el taller", consigna.
La maestra cuenta que sus alumnos son muy entusiastas, y aunque a algunos les cuesta más, con el proceso han ido mejorando. Respecto a la técnica que se emplea, la monitora indica que "pintamos con acrílico y directo a la muralla, nunca con 'data' (técnica de proyectar en el muro la imagen a pintar). Algunos son dibujados y se hacen directamente, sin ayuda de 'data' ni reglas ni nada".
Mancilla destaca que los jóvenes se expresan libremente en cuanto a técnica y formas. Las temáticas no han variado mucho en estos más de diez años de muralismo escolar, el tema social e indígena sigue presente y se llena de color al interior del Liceo Rayen Mapu.
Digno de destacar es el respeto existente entre el alumnado sobre cada una de las realizaciones pictóricas que cubren las murallas del establecimiento municipalizado, algo invaluable en estos tiempos y que honra el lema del establecimiento: "Tradición, excelencia, inclusión".