Clientelismo y asistencialismo, flagelos que dañan la democracia
La perpetuidad en el poder no solo destruye las bases que debe tener una sana democracia, sino que termina por dañar los sueños que la población legítimamente tiene.
El servidor público debe estar dispuesto a luchar por causas superiores a los intereses personales y para ello debemos ser capaces de enfrentar los flagelos que tanto daño le hacen al municipalismo, el Clientelismo y el Asistencialismo, elementos que solo buscan generar lazos de paternidad y mantener cautivo a un electorado que debe entender que quienes practican esta forma de política solo buscan el poder por el poder, generando mezquindad y profundas desigualdades, pero que logran un objetivo mayor, la perpetuidad en los cargos, lo que le hace un claro daño a nuestra democracia y la necesaria alternancia en el poder.
Si bien nuestra legislación no contempla límites a las reelecciones de nuestras autoridades, deja esta opción a los ciudadanos los cuales por medio del voto deben manifestar su decisión, o se apuesta por cambios o se decide por vitalicios elegidos. Aquí los legisladores dejaron un espacio muy amplio, pues al no dejar límites definidos permiten que algunos elegibles amparados en el tremendo poder generado en décadas, utilicen ese elemento como presión indebida para exigir lealtades. Hoy hemos sabido como muchos vitalicios han logrado acumular suculentas fortunas, solo con el poder de la influencia que significa ostentar un cargo, por ello, es deber de los ciudadanos no solo exigir mayor transparencia, es también deber de los ciudadanos ser partícipes, y en eso es fundamental ejercer el derecho que todos tenemos "el voto", única forma de cambiar la historia o de seguir apostando por vitalicios.
Columna
Juan Eduardo Vera,, concejal de Castro