Incendio en Castro
El lamentable incendio registrado el jueves en el centro comercial de Dimarsa y farmacia Cruz Verde nos sitúa en un escenario propicio para visualizar la problemática desde el punto de vista de obras civiles.
En primer lugar, hay que comprender que existe una deficiencia transversal en redes de agua potable y aguas lluvias por antigüedad de las mismas. Por ejemplo, respecto a los sistemas de aguas lluvias en Castro, entre O'Higgins y San Martín existen sifones, que fueron construidos hace más de cincuenta años para una población cercana a 7.000 habitantes, donde habían casas prácticamente aisladas y hoy en día no son suficientes para portear el agua escurrida al llover.
En segundo lugar, un siniestro de esta magnitud en el cascote central de la ciudad crea la necesidad imperiosa de realizar un catastro y revisión de las redes contra incendio. La infraestructura -matrices de agua potable- con bajo caudal y presión no permitirán mitigar los efectos negativos que puedan surgir en el futuro.
Una tercera arista pasa por destacar la importancia de la organización y voluntariedad de la sociedad civil activa y en movimiento, quienes desinteresadamente complementan el actuar de los organismos encargados de disminuir los efectos de la catástrofe facilitando alimentos, agua, entre otros.
Si queremos avanzar hacia un Chiloé, y Castro, más armónico, no se puede dejar pasar la revisión sobre los diámetros, caudales y presiones de matrices en plataforma central de las ciudades. Parte de la efectividad del heroico y loable trabajo de bomberos -Castro, Chonchi, Dalcahue, Achao, Quemchi, etc.- dependerá definitivamente por modernizar los sistemas de conexión de agua potable. Para ello, se deben fijar metas que involucren instituciones a largo plazo, lo cual pasa por dar un nuevo impulso a concesiones en temáticas como la descrita.
Columna
Andrés Barrientos Cárdenas,, Director Ejecutivo, Fundación Ciudadano Austral