Despenalización del aborto: ojos que no ven, corazón que no siente
El jueves pasado, el Gobierno logró aprobar en la Cámara de Diputados el proyecto de aborto en tres circunstancias. La mayoría apoyó el programa de Gobierno y votaron a favor; mi voto fue en contra de ese programa porque estoy a favor de la vida.
En las tres causales hablamos que un ser vivo, dejará de existir: en la causal de riesgo de vida de la madre, hoy predomina el fin superior y no es penalizado, por tanto no se requiere legislar; en la causal de malformación congénita, por nuestro sistema precario de salud pública 7 de cada 10 abortos serán mal diagnosticados y no se ajustará según esta ley su muerte, y en el caso de violación, la oposición para el plan de acompañamiento ingresó una indicación para incentivar la adopción, pero fue rechazada. Además, el violador podría nunca ser castigado.
Cuando hay un parricidio puede ser castigado con la pena máxima de presidio perpetuo calificado, es decir mínimo 40 años de cárcel, y con este proyecto se permitirá terminar con la vida de un ser humano, en este caso un hijo o hija, antes de que pueda completar su desarrollo y que se encuentra reconocido por nuestra Constitución y tratados internacionales, ratificados y vigentes en Chile, como persona y por ello existe un deber de conciencia de su dignidad y derechos, por sobre todo el derecho a la vida.
Este proyecto pareciera que no es más que aplicar el refrán de "ojos que no ven corazón que no siente", pues terminar con la vida del que no se ve, puede resultar más fácil que terminar con la vida del hijo que te mira directo a los ojos.
Las señales del Gobierno es que esta ley es la antesala del aborto libre en nuestro país.
Columna
Alejandro Santana,, diputado por Chiloé y Palena