Sofía Sáez, 48 años, penquista, artesana.
"Cuando eres violentada piensas en que mañana será otro día de violencia, eso es duro. Yo tenía miedo de salir a la calle porque estaba amenazada de muerte, escuchaba por las noticias los femicidios y pensaba que en algún momento una de ellas iba a ser yo. Es importante que la ayuda llegue a lugares lejanos, en la ruralidad, por eso me defraudó no ver autoridades porque son ellos los que finalmente toman las decisiones para ayudar a las personas", dijo.
Marta Cayún, 47 años, castreña, artesana.
"La obra ha sido importante para mí, casi ninguna mujer se atreve a decir las penas que está pasando, menos en público. Cada persona que nos ve tiene una imagen de lo que significa nuestras historias en sus vidas. También decir que los hombres cuando quieren pueden cambiar. Es importante pedir ayuda a tiempo; eso yo lo digo porque lo he vivido", aseveró.
Carmen Teca, 62 años, castreña, artesana.
"Nunca me imaginé estar actuando, repitiendo las cosas una y otra vez; tenía miedo de que se me olviden las escenas (...). Yo estoy totalmente satisfecha, uno relata una parte de su vida, yo sufrí 19 años de violencia sicológica y mi niñez fue muy dura, trabajé desde los cinco años, pasé hambre. Recuerdo una vez que no teníamos qué comer, mi papá no consiguió nada y mi mamá tuvo que ir al huerto a desenterrar unas papas que había sembrado el día anterior para que podamos comer", afirmó.
"Pienso en el niño que sufre en silencio porque esa fue mi vivencia; los padres están tan enfocados en sus peleas que no se dan cuenta de que los niños sufren, son como una esponja. En mi caso yo lloraba siempre en el colegio; una vez la profesora me preguntó por qué lo hacía, y yo le dije 'porque a esta hora mi papito le está pegando a mi mamita'. Por eso para mí esta obra es importante para que los padres tomen conciencia del daño que producen a los hijos en toda edad", calificó.
Marlene Miranda, 58 años, castreña, artesana.
"A través de esto, cada una de nosotras, puede expresar las vivencias que ha tenido, todas diferentes. Queremos traspasar el mensaje de fortaleza y valentía a otras mujeres, decirles que si se puede salir adelante. La obra ha sido una linda experiencia de compartir con mis compañeras, de profundizar y reflexionar en torno a la violencia. Ojalá podamos seguir ayudando a mujeres", mencionó.
Isabel Leiva, 54 años, castreña, artesana. Margarita Cárdenas, 54 años, dalcahuina, folclorista y artesana.
"Es un gran logro, un salto tremendo de lo que yo hago, que es cantar, a actuar mi propia vida; el logro más grande ha sido irme sacando esas heridas que tenía guardadas y que no le había contado ni siquiera a mi familia; he ganado una recuperación de mí, ha sido una terapia y he ganado nuevas personas en mi vida que son mis compañeras artesanas con las que quiero hacer un grupo de música de folclor chilote", manifestó.
Margot Haro, 55 años, castreña, artesana.
"Es un mensaje para las mujeres que están sufriendo en este momento, para decirles que sí se puede seguir adelante y nosotras como agrupación estamos para tenderles la mano. Doy gracias porque mis compañeras lo han hecho súper bien porque lo hacen desde el corazón. Yo invito a tener una esperanza en que las cosas siempre pueden mejorar", exhortó.