Las 4 décadas de creación del taller literario Aumen
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Convencidos que el arte rompe las fronteras y libera el pensamiento, más aún en una época en que la creación "estaba prohibida" por el régimen militar, un grupo de estudiantes castreños junto al maestro Carlos Trujillo y el historiador Renato Cárdenas dieron vida al Taller Literario Aumen (en veliche "voz de la montaña").
El colectivo de creación poética fundado en la capital insular comenzó a gestarse en noviembre de 1974 entre ambos hombres de letras (Trujillo y Cárdenas) por la necesidad que había en esos momentos difíciles de una actividad que promoviera la creatividad entre los educandos. Luego, en abril del año siguiente, Aumen dicta su primer taller, en el que con la participación de seis profesores, 14 estudiantes, la mayoría del Liceo Galvarino Riveros y otros del Politécnico, comienza esta travesía que este año cumplió cuatro décadas.
"Apenas se inició el taller nos dimos cuenta que verdaderamente había interés de los estudiantes de tener un espacio de libertad para entrometerse con las palabras, a leer autores que desconocían, pues había poco material y algunos de ellos comenzaron a escribir muy pronto y muy bien. Está por ejemplo Sergio Mansilla que desde un comienzo nos sorprendió. Ese primer año fue tremendamente productivo, pero como nuestro interés era promover la actividad del pensamiento crítico entre los alumnos, también se organizaron y motivados por nosotros mismos los talleres de teatro y artes plásticas", recuerda Carlos Trujillo.
Ambos talleres que nacieron bajo el amparo de Aumen contribuían en la realización de las gráficas de las primeras publicaciones de los jóvenes poetas, sin embargo, con el tiempo concluyeron.
"No desaparecieron por falta de interés, sino porque quizás los colegas que los dictaban tuvieron el cuero menos duro y también no quisieron exponer a sus alumnos. Había temor porque a los estudiantes, que eran muchachitos de 14, 15 años, la gente del Servicio de Inteligencia de Carabineros empezó a pararlos cuando iban a las reuniones y llevarlos de vuelta a sus casas. Esta policía de Pinochet les decía a los padres de estos jóvenes que si sus hijos seguían participando de estas actividades subversivas contra el Gobierno el jefe de familia iba a perder el trabajo. Entonces hubieron fuertes amenazas no solo a los niños que se atemorizaban, sino también a los padres", rememora el escritor.
Trujillo añade que esta incómoda situación también le aconteció a miembros del Aumen, sin embargo, sus integrantes continuaron adelante ininterrumpidamente hasta 1989.
Todas las semanas los escolares se reunían con los investigadores y fundadores de esta escuela de poesía contemporánea en dependencias del Galvarino Riveros, incluyendo vacaciones de invierno y verano. "La mayoría escribía poesía, pero tuvimos a un narrador, Roger Cárcamo de Putemún, los años próximos tuvimos otros también como José Teiguel, Luis Mansilla, Nelson Torres y Héctor Véliz", señala el profesor de Estado en Castellano de la Universidad de Chile.
Encuentro
Tres años más tarde, en 1978, estos literatos deciden realizar el "Primer encuentro de poetas del país" que coincidió con el aniversario número 50 del liceo de la capital chilota, actividad que en su conjunto fue apoyada por ex alumnos del plantel como el abogado Hugo Oyarzún y el actual alcalde Nelson Águila.
"Ese encuentro fue muy importante en la historia de la literatura y poesía nacional porque sirvió para descubrir quiénes estaban, dónde estaban y empezó a resurgir ese lazo que existe entre los poetas de un país tan pequeño como el nuestro y tan lleno de creadores. El poeta mayor que vino fue Jaime Quezada, que fue unos de los últimos publicados antes del Golpe de Estado, también trajimos académicos y críticos literarios como Iván Carrasco y a nivel de muchachada joven vivieron poetas de Santiago, Valparaíso, Temuco, Valdivia, Osorno y Puerto Montt, eran como 60 poetas llenos de interés en hacer cosas, de organizar este movimiento", sentencia el doctor en Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos.
Asimismo, Trujillo menciona que "eso nos hizo visibles, pues no solo aparecimos en el diario de Puerto Montt, sino que también en diarios de Santiago y eso implicó que Castro empieza a transformarse en la capital de la poesía joven del país. Luego viene un período de mucha creatividad de índole social y político, porque muchos de nuestros ex talleristas que ya estaban en la universidad regresan en el verano y se reúnen con los nuevos integrantes, todos muchachitos de liceo y se crea un espacio muy hermoso de creación en donde confluyen distintos puntos de vista".
Los '80
Ya a inicios de los '80, el Aumen se transforma en el taller literario más importante del país, con visitas continuas de jóvenes creadores y también de destacados hombres y mujeres de letras como Isidora Aguirre, José Donoso, Gonzalo Rojas, entre otros.
"En el año 1984 el alcalde de la época tuvo temor de lo que estaba proyectando Aumen a nivel país y quiso terminarlo y para ello decide echarme del trabajo. También fueron despedidos de sus trabajos otras personas vinculadas al taller como Nelson Torres, Rosabetty Muñoz, Jaime Márquez y Sergio Mansilla y fue justo cuando estábamos organizando un gran encuentro de escritores para 1985 porque el taller cumplía 10 años", aclara el poeta de 64 años.
Lo anterior no fue impedimento para los creadores y en el verano de 1985, en plena Semana Castreña, realizaron una actividad paralela en la Casa Pastoral de la Iglesia San Francisco. Cantautores como Eduardo Peralta y el novelista José Donoso fueron parte de los participantes.
En 1986 el alcalde de ese entonces, Marcelo Fuentes, reintegra a los despedidos maestros a sus funciones, sin embargo, Trujillo es enviado a trabajar al Liceo Politécnico, transformándose este recinto en la nueva sede del movimiento.
"Para mí fue una oportunidad el continuar el Aumen y esta vez desde el Politécnico y desde mi casa, pues teníamos prohibido seguirlo en el Galvarino. Allí me encontré con niños del Chiloé profundo, del mundo campesino y empiezas a empaparte de una cultura distinta. Por tanto, la última generación de Aumen es la generación de mis estudiantes del 'Poli' y algunos ex alumnos del liceo ('Galvarino'), que culmina cuando yo me voy a los Estados Unidos en 1989, pues nadie se hace cargo después de este buque, de modo no es que desaparezca Aumen, pues está en cada uno de nosotros, sino que desaparece la institución", menciona el profesor del Departamento de Lenguas Romances y Literatura de la Universidad de Villanova, Estados Unidos.
-Se ve con mucha alegría, de un modo muy romántico, en donde nos atrevimos a hacer algo distinto. Recuerdo que leímos nuestras creaciones en locales de iglesias, pues allí no nos podían llevar presos y que, entre otras cosas, hacíamos nuestras publicaciones nosotros mismos, al principio a mimeógrafo y luego a imprenta. J