Estos son los 5 "cuentos del tío" más frecuentes
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Es, dicen, el crimen moderno. Un delito sofisticado, aunque a veces no tanto, que consiste en un trabajo sicológico y persuasivo. Se contactan a posibles incautos, se les convence de entrar a un negocio rentable y luego, obtenido su dinero, la fuga. Y el incauto se convierte en víctima. Estafas o cuentos del tío, es como les llaman. Y estos son los cinco más frecuentes.
Se congrega a inversionistas y se les promete que con solo aportar una cantidad pequeña de dinero recibirán hasta cinco veces más. Para lograrlo, por cada inversionista se suman cinco más. Y el dinero de ellos va al primero. Así, indefinidamente. El colapso llega cuando la pirámide crece tanto que no aparecen nuevos inversionistas. Y son ellos, los últimos, los que se quedan sin nada.
Son realizados por financieras privadas. Y apuntan personas que no son aceptadas por bancos.
Solo se les pide tener una cuenta bancaria, un sueldo y su firma. Las cuotas que deben pagar son bajas, con el fin de que el cliente no note la estafa, pero muchas veces eternas. Las tasas son mucho más altas que las de los bancos. Muchas, además, repactan la deuda unilateralmente.
Se venden propiedades a precios muy bajos pero con un problema: el dueño vive en otro país y la venta se realiza a través de un intermediario. Al vendedor se le apura, argumentando una urgencia, y se le pide un pie para asegurar la venta. Todo se cerrará cuando el dueño llegue al país. Ese dueño nunca existió.
La realizan cuando un cliente paga un servicio con una tarjeta. Apenas el dueño de ella la pierde de vista, se clonan y se les copian los datos junto al código de seguridad. Se pueden usar, luego, para sacar dinero de un cajero o hacer compras por internet.
Se llama "estafa nigeriana" y se trata de una promesa: a través de un mail se cuenta una historia en la que alguien necesita sacar dinero del país pero no tiene cómo. Entonces se le ofrece a la víctima depositarle el dinero pero antes debe hacer un pago inicial. Los montos que se piden son altos pero, a la vez, insignificantes comparado a lo que se les promete que ganarán. J