Feria de las Pulgas de Ancud: alternativa para hacer rendir el bolsillo
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Siete años cumple ya la Feria de las Pulgas en Ancud, ubicada cada domingo en el recinto que durante la semana alberga el Terminal de Buses Rurales de la comuna del norte de Chiloé. El lugar es lejos el que tiene más variedad de productos, superando a supermercados, ferias de abastos y tiendas por departamentos, puesto que en los días de buen tiempo alberga a cerca de 200 personas, comercializando las más diversas especies, algunas nuevas y mayoritariamente de segunda mano.
Desde las 6 y media de la madrugada se puede ver ya a los primeros vendedores, con bolsos, mochilas, sacos y carros, donde llevan sus mercaderías, con las cuales se ubican en la calle Colo Colo, a la espera de la apertura del recinto, a eso de las 8 de la mañana, cuando su encargado Juan González abre las puertas.
"Yo antes venía solamente a vender, pero con la nueva administración municipal comencé a hacer el trabajo de ordenamiento de los feriantes y abrir y cerrar el recinto", cuenta González, añadiendo que con el tiempo se han ido logrando otras cosas, como el arreglo de las goteras y se espera que también se proporcione en algún momento mayor iluminación.
"Hay gente que llega por primera vez a vender o en forma esporádica, como también hay los que han hecho de esto su trabajo de cada fin de semana", comenta.
Entre las acciones que destaca el encargado dominical del recinto, está el ordenamiento en cuanto a la distribución de los puestos, con el objeto de dejar pasillos libres para la circulación de los visitantes, además de algunas normas básicas de convivencia, como el no fumar ni consumir bebidas alcohólicas.
Uno de los factores de éxito que ha tenido la feria desde que fue creada, en el primer año de administración comunal de Federico Krüger y por iniciativa del entonces concejal demócrata cristiano Juan Carlos Saldivia (hoy presidente de la Cámara de Comercio Detallista de Ancud), ha sido la gratuidad para quienes quieren instalarse y ofrecer sus productos.
ANTICUARIO
Jorge Álvarez, es vendedor de antigüedades y cada 15 días se instala en la Feria de las Pulgas de Ancud, comercializado distintos tipos de objetos, donde reconoce que "yo trabajo como chofer de camiones, pero este ha sido mi hobby de toda la vida y con esto he logrado darle la universidad a mis hijas, por ejemplo, trayendo estas cosas desde distintos puntos del país y vendiéndolas".
Entre los objetos que se podía divisar en el puesto de este transportista se contaban discos viejos, un libro de fotos forrado con cuero de vacuno, una fina mesa de centro y un gato de mármol cubierto de una capa metálica, el cual acaparó en seguida la atención de los visitantes.
"Uno trae cosas y no sabe qué utilidades les va a dar la gente, que muchas veces es para adornar distintos lugares de sus viviendas", enfatiza el anticuario, advirtiendo que "hay algunos que se dedican a coleccionar objetos y esos llegan temprano siempre, para quedarse con lo mejor".
Mirian Llauca a veces trabaja en la feria, pero ayer estaba de visita solamente, vitrineando y, entre otras cosas, adquirió la mesa y el gato de mármol que ofrecía Jorge Álvarez. "Me encontré con este felino y una mesa antigua, que los compré los dos en 20 mil pesos. Esto es algo muy bonito que ya cuesta encontrar, por eso me los llevo", relata.
Los que no van solos a la feria lo hacen en familia, como la señora María López, que hace 5 años llega con su madre y se instala a vender ropa usada. "Mi madre venía antes y ahora lo hacemos juntas", cuenta.
Confiesa la ancuditana que hay veces que no se vende nada, pero en un día bueno se puede hacer 10 mil o 15 mil pesos. "Esto es una ayuda para la economía de la familia, sobre todo para mí, que soy mamá soltera", advierte.
Caty Ojeda lleva solamente un año trabajando los domingos en Las Pulgas y vendiendo ropa usada, que va quedando de familiares y que le donan algunas amistades. Señala que pese a tener trabajo estable, lo que junta los domingos le sirve para costear una buena parte del presupuesto familiar.
"Yo tengo un empleador y no me alcanza con todo lo que gano", sostiene, detallando que "yo además tengo una hija estudiando en la universidad y por eso es que tengo la necesidad de tener un ingreso extra, que en este caso, si bien algunos domingos no es mucho lo que se vende, igual ayuda para los gastos de la semana".
Además de antigüedades y ropa usada, se pueden adquirir en la Feria de las Pulgas juguetes, libros de muy buena calidad, artículos eléctricos, herramientas, ensaladas, quesos, leche, algunas veces muebles y hasta mascotas, que de vez en cuando algunas organizaciones animalistas se instalan a regalar.
Pese a que el recinto es bastante grande, a poco andar del funcionamiento de esta actividad dominical quedó chico por la gran cantidad de personas que comenzaron a acudir a vender, viendo en esta alternativa una forma de mejorar sus recursos.
Así fue que el permiso inicial para desempeñarse en el interior del terminal rural, trascendió a distintas arterias aledañas, donde tuvieron que ir instalándose quienes no alcanzaron puesto a primeras horas de la mañana, ocupándose la mitad de la calle Colo Colo y una buena parte de Pedro Montt e, incluso, una porción de Aníbal Pinto. J