La posta que baila para sanar a sus usuarios
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Cuando se habla de Posta de Salud Rural (PSR) se suele pensar en un lugar perdido y alejado de la mano de Dios, donde la modestia de recursos sería la realidad que más se aproxima al entender de la gente. Sin embargo, hay una de estas instalaciones que brilla en el pequeño poblado de Coínco, comuna de Quellón, no sólo por las tareas inherentes al servicio comunitario que prestan, sino por un tema que ha venido a cambiar positivamente la bucólica existencia de quienes ahí viven y se atienden.
Como todas las PSR, esta no escapa a la cotidianeidad de atender las distintas dolencias que afectan a la población del lugar. Reciben la visita semanal de las rondas médicas, momento en que se atienden alrededor de 80 personas. En el período en que están solas, sus atenciones bordean las 20 o 25 por día.
En efecto, el recinto de Coínco ha venido desarrollando una iniciativa probablemente inédita, que no es otra que llevar alegría y no a través de los medicamentos o curaciones. Lo hacen con música, baile, ritmo y mucho entusiasmo de la paramédico residente en el lugar, Ana María Zegarra, quien tuvo una idea y la puso en práctica para mejorar la calidad de vida de los usuarios. Baile entretenido, zumba o como quiera que se le llame, lo cierto es que los lugareños se lo agradecen y lo disfrutan.
génesis
Ella misma explica cómo nace esta iniciativa: "Es una necesidad realmente a nivel nacional. Dentro de nuestras labores hacemos actividades de promoción; estas son talleres educativos en la escuela o aquí mismo, de temas contingentes como la marea roja, por ejemplo. En nuestras actividades de promoción se contempla también la vida sana, el vivir sano, alimentación saludable y actividad física".
Sobre este último punto, la profesional profundiza que "estamos enfocados en tratar de ayudar a la población a bajar los niveles de obesidad. Sabemos que es difícil, sobre todo en lugares como este donde no existen espacios de esparcimiento. Acá no se puede hacer mucho deporte o actividad al aire libre por el tema climático. Pensando en eso, en algún momento nos planteamos que había que hacer algo con la comunidad, entregarles una herramienta".
Dentro de este marco, el equipo junto con mantener sana físicamente a la población, les entregó pautas de alimentación saludable. Una iniciativa que sirva para su esparcimiento y distracción.
Ana María continúa la historia de esta aventura, indicando que "cuando nos iniciamos con el tema de la extensión horaria, desde las 5 hasta las 8 (de la tarde) había un vacío en esa franja. La gente estaba acostumbrada a venir hasta las 17 horas -no sale mucho de sus casas después de esa hora-. Por eso, pensé 'hay que hacer algo en este horario, hay que trabajar, más allá del tema administrativo'".
La paramédico profundiza, que se comunicó con la comunidad para dar un giro en esta materia y poner en movimiento a los vecinos.
Contenta con los resultados que están obteniendo, la profesional enfatiza que "cada vez se están incluyendo más usuarios, incluso vienen de lugares desde donde a esa hora no hay locomoción. La estrategia con nuestras compañeras de trabajo ha sido que ellas mismas van a buscar a los usuarios a sus casas, los traen acá en sus propios vehículos particulares y los llevan de regreso. Eso ha sido una iniciativa de cada una de nosotras".
La misma encargada del lugar destaca que la respuesta ha sido muy positiva. La gente está muy motivada. "De hecho estamos planificando una zumbatón para el 25 de junio, acá mismo, porque queremos mostrar lo que hacemos los martes y jueves. A nosotros nos gustaría hacer esto tres veces a la semana, que sería lo óptimo, pero entendemos la problemática de la gente, que viene de lugares lejanos", aclara.
participación
Otro aspecto que destaca la entusiasta monitora es la participación, apuntando que la gente está aprendiendo a dejar sus casas y se ha ido involucrando. Las madres están participando con sus hijos y los esposos las acompañan.
Estas sesiones son los martes y jueves, entre las 16 y 17 horas, pero casi siempre se extienden hasta las 18. En cuanto a la cantidad de participantes en las sesiones de baile entretenido, lo mínimo es de 15 personas, pero por lo general son entre 20 y 25.
Interesante es destacar que entre los usuarios que realizan esta actividad física hay una amplia gama de intervinientes. Llegan adolescentes, niñas, niños, mujeres y hombres, pacientes crónicos y adultos mayores. La iniciativa está pensada para todo tipo de usuario. Es más, al principio los hombres se sentían un tanto avergonzados, pero vieron los efectos y que las mismas mujeres los motivaban, y ahora llegan sin problemas y contentos.
Los implementos para la realización de estas clases es, tal vez, el único tema que les complica a estas esforzadas trabajadoras de la salud.
"Ahí estamos un poquito mal, y ojalá pudiéramos tener más ayuda de nuestro departamento. Hace poco hubo un proyecto del Servicio de Salud, el cual nosotros como Coínco postulamos, justamente por la implementación, porque ahí estamos al debe", especifica Zegarra.
La trabajadora se encarga de aportar con la música y usan dos bicicletas estacionarias con las cuales los usuarios realizan el calentamiento. El sueño para la paramédico es ganar un proyecto y tener así un equipo propio de música y acceder a un televisor donde puedan pasar videos que sirvan para estas clases.
La encargada de la posta, oriunda de Arica, con 8 años de labor en el recinto, explica cómo ella llega a transformarse en improvisada monitora de baile entretenido. "Hace unos tres años, un profesor nos preparó en el tema de la actividad física. Nos enseñó qué hacer antes y después de los ejercicios. Por otra parte yo iba a clase de zumba y lo que he aprendido lo he puesto en práctica traspasándoselo a la gente que viene", señala.
Cuenta la profesional, sobre el apoyo institucional, que su jefatura ha dado el respaldo porque han encontrado que esta actividad es atingente a la labor que realizan: actividad física y promoción.
Una beneficiaria directa es Uberlinda Barría, casada con tres hijos y un nieto, presidenta del Comité de Salud de Coínco y asidua asistente a las clases de baile entretenido, quien comenta que "empezamos el año pasado, de a poquito y se han ido incluyendo más personas. A mí en lo personal esto me parece muy bueno y lo que recogemos de la comunidad también".
La dirigenta también indica que "la gente está feliz de venir a participar. Acá vienen personas de distintos sectores, Colonia Yungay, Kilómetro 14, incluso de Chadmo y Curanué. Este es un momento de compartir y conversar, pero lo más importante es la actividad física".
felicidad
Basta venir a darse una vuelta por la PSR de Coínco un martes o jueves y descubrir que la gente que participa de estas clases se siente feliz y contenta de participar en algo que sólo podrían ver en forma lejana y por la televisión. Es todo risa, baile y felicidad en el grupo de improvisados bailarines.
En términos de estadísticas, Zegarra manifiesta que "con el grupo que empezamos hice mediciones. Los pesé, los medí y les sacamos su índice de masa corporal. Después del trabajo hemos logrado resultados: bajaron de peso. Los que estaban en obesidad bajaron a sobrepeso y los de sobrepeso llegaron a estar normal. Además notamos que están mucho más contentos".
Es encomiable la labor que llevan a adelante estas profesionales de la salud rural, que va más allá del esfuerzo propio del trabajo para el cual se les remunera. La dedicación y sobre todo el entusiasmo y cariño con el cual desarrollan esta actividad es digna de apoyo e imitación. J