"Espada y el escudo de los pobres"
Señor Director:
Somos parte de la indignación con que la mayoría de los chilenos y chilenas ha reaccionado frente a los casos de corrupción política y empresarial ocurridos los últimos años. El financiamiento irregular de las campañas políticas y el mantenimiento de sus operadores en la forma como la hemos conocido, compromete gravemente la independencia de los legisladores y la ecuanimidad de los administrativos de este gobierno. Mantener esta situación, ahonda la incredulidad en los liderazgos personales y colectivos necesarios para generar confianza en los actores e instituciones políticas. Chile debe ser capaz de detener estos escándalos, sancionando con justicia a quienes transgredieron las normas jurídicas, reprochando las actitudes de quienes trasgredieron la ética política y, asegurándose que estos ni otros casos vuelvan a ocurrir.
Por eso, apoyamos firmemente la agenda legislativa y administrativa que la Presidenta Bachelet propuso el 28 de marzo reciente. Instamos a apoyar con decisión esta agenda a todos los actores políticos, especialmente a la directiva nacional del Partido Demócrata Cristiano, a sus congresales y miembros del Gobierno. Pero además, instamos a la Presidenta Bachelet a separar del Gobierno a la brevedad a todos y todas quienes se han visto involucrados en estas irregularidades, sean legales o morales. Un buen gobierno requiere independencia de los grupos de interés y aquí esa independencia es dudosa, pero también requiere de funcionarios comprometidos no solo con su programa de gobierno, sino también, de una ética política coherente con los principios que lo inspiran y sustentan.
La ética política desempeña un papel constructivo en el perfeccionamiento permanente de la democracia, de sus prácticas y de sus finalidades; ambas se necesitan, pero a su vez, otorga a los ciudadanos unos criterios que nos permiten formular juicios sobre el actuar de quienes se desempeñan principalmente en cargos de representación. A ellos les exigimos coherencia entre su actuar público y sus dichos privados, entre sus discursos y actuaciones, a separar sus intereses personales de los que le ha confiado su electorado y de los que le exige el bien común.
No estamos dispuestos a aceptar inmoralidades fundadas en la codicia, el deseo de poder o la lealtad a la familia o los amigos. Llamamos a nuestro presidente nacional, senador Jorge Pizarro, a ser claro, trasparente e independiente entre sus preocupaciones personales y las prioridades del partido que le hemos confiado dirigir. El PDC nació para ser "la espada y el escudo de los pobres" y no para amparar, justificar, esconder o ignorar las tropelías y pillerías que siempre terminan siendo pagadas por quienes se dice servir: los más pobres.