Los héroes olvidados de la Guerra del Pacífico
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La frase "el pago de Chile" es una de la más recurrentes en nuestro diario vivir. Sin embargo, pocas veces se puede aplicar de manera tan certera a la realidad que hoy presentan las tumbas donde descansan los restos de aquellos veteranos de la Guerra del Pacífico que no tuvieron la figuración de Prat o Condell. Uno de esos lugares es el cementerio de Petorca, donde se encuentran cuatro soldados que arriesgaron su vida por el país, pero cuyas lápidas se deterioran cada día en medio de los pasillos de tierra.
Estos petorquinos que tuvieron una importante pero silenciosa participación en el conflicto bélico son Guillermo Salinas, Francisco González, Emiliano Gómez y Juan Domingo Espinosa. De ellos, sólo la tumba de éste último recibe mantención de manera regular, pues se encuentra en el interior de un mausoleo familiar.
En la vereda opuesta, los otros tres permanecen a merced del olvido. "De los demás no se sabe que exista familia cercana, porque nadie viene a verlos. La última vez que vino alguien fue hace como ocho años cuando sepultaron a una hija adoptiva de don Francisco", recuerda Virginia Vergara, cuidadora del cementerio.
OREJA PERFORADA
Precisamente González, quien falleció el 5 de mayo de 1954, fue el último de los veteranos petorquinos que permaneció con vida. De ahí, que sea el único del que se tienen recuerdos nítidos de haberlo visto en la calle o siendo homenajeado en alguno de los actos cívicos de las Glorias Navales.
Una de aquellas personas que pudo conocer a González es Mónica Vivanco, presidenta de la Unión Comunal de la Cultura, quien en la década del '50 era una despierta alumna de enseñanza básica, que hasta hoy guarda en su mente la imponente imagen del héroe de la oreja perforada. Esta vecina recuerda como si fuera ayer cuando era 21 de mayo y "a él lo ponían en un lindo asiento en primera fila a un lado del escenario, para que todos lo pudieran reconocer y darle un homenaje".
Además, asegura que los niños de su edad se sentían orgullosos y querían ser como él, aunque también les intrigaba el orificio que tenía en su oreja derecha. "A todos nos llamaba la atención la perforación que tenía en el lóbulo. Después supimos que eso se lo hizo en combate. Tuvo mucha suerte de que la bala no lo matara", señala Vivanco. Esta misma versión es confirmada por Vergara, quien a su vez la escuchó de su madre y abuela, también encargadas del cuidado del camposanto.
Emiliano Gómez es el otro veterano que tuvo una importante intervención en la vida pública después de haber participado en la guerra. Si bien, el hecho de que haya fallecido en 1916, hace que hoy no existan petorquinos que lo conocieran, se sabe que llegó a ser teniente coronel de la Armada en 1891. Luego de eso, se dedicó a ser dirigente minero.
OLVIDADOS
Desde 1999, cuando comenzó a trabajar como cuidadora, el cementerio es el lugar donde Virginia pasa la mayor parte de su tiempo, incluso más que con su propia familia. De martes a domingo, ve como transitan por los estrechos pasillos del camposanto un incontable número de visitantes; por eso, es la persona indicada para hablar sobre el actual estado de abandono en que están las tumbas de los soldados.
Vergara se confiesa una seguidora de la historia de los veteranos de la guerra, porque "debemos estar orgullosos de que hayan sido petorquinos". Por eso, lamenta la indiferencia de la que hoy son víctimas de parte de los propios vecinos de la comuna, pues "los únicos que a veces preguntan y se interesan son una que otra persona mayor, pero nadie más", asegura.
Sin embargo, quizás el olvido más notorio es el que viene de parte de las propias autoridades locales. Atrás quedaron los años en que cada 21 de mayo se saludaba a los soldados con una romería en que participaba toda la comunidad e, incluso en ocasiones, representantes de la Armada. Lamentablemente, de aquella época de reconocimiento, en cada tumba sólo queda una placa conmemorativa obsequiada por el municipio y una bandera chilena colocada por la propia cuidadora del camposanto.
La actual concejala de Petorca, Ena Jorquera, fue una de las impulsoras y encargada de organizar las romerías que se iniciaron en 1985, cuando el entonces alcalde Ricardo Santander estableció un decreto que señalaba el 21 de mayo como el día en que los veteranos de Petorca serían homenajeados. Esta tradición se quebró el 2011, coincidentemente con la salida de Jorquera de su cargo como secretaria municipal.
Si bien, la concejala evita referirse a los posibles motivos que llevaron a que el homenaje anual se terminará, manifiesta que "es una decisión que depende de cada administración municipal". No obstante, expresa que su deseo es que se vuelvan a instaurar las romerías de manera permanente y adelanta que "ahora que se acerca mayo, voy a pedir en Concejo Municipal que podamos volver a hacer un homenaje todos los años. Vamos a ver qué sucede".
En dos meses más, cuando nuevamente el Monumento a Los Héroes en Valparaíso sea el centro de las celebraciones de las Glorias Navales, se sabrá si la deuda con los veteranos olvidados comenzará a ser saldada. No saltaron al abordaje ni tampoco tienen calles con su nombre, pero aportaron un pequeño grano de arena a cumplir la gesta heroica más recordada de la historia chilena. J