El ídolo Martín Vargas "noqueó" a una cefalea
El mejor boxeador de la historia de Chile sorteó con éxito una operación.
l Roka Valbuena
Martín Vargas Fuentes derrotó a la fuerte cefalea en 105 minutos, o mejor dicho, en treinta y cinco rounds: la pelea entre un púgil histórico y su dolor de cabeza se realizó en el sector F del Hospital Sótero del Río y tuvo un final emocionante. El ídolo, cuyo expediente consta de 100 peleas y 68 victorias, esta vez le ganó a una anomalía que circulaba por su cráneo.
Un boxeador de peso gallo, Diego Mateluna, quien fue a visitar a su maestro, lo ilustró inspirado: "Martín tenía líquido en la mente". Y así no podía estar feliz.
Dicen que Martín entró a pabellón con cara de noqueador. Minutos antes, con sinceridad no exenta de hombría, declaró ante sus familiares: "Esta huevá duele". Entonces le pincharon un brazo. Y así, tal cual en 1980 enfrentó a Yoko Gushiken por el título mini mosca, Vargas ingresó a la cita relevante completamente dopado.
Por los alrededores, mascándose las uñas, estaban los súbditos: Mateluna y Zúñiga, dos pesos gallo amateurs que son instruidos por Martín. Los acompañaba Israel "Puma" Nahuel, el único boxeador profesional que ha sido entrenado por Vargas. El "Puma" Nahuel, que peleó un título mundial en silencio (perdió injustamente), reveló el verdadero pesar de Martín al ser internado. "Estoy cagao de hambre", dijo el crack y el "Puma" solicitó alimento en seguida.
"Es el mejor", opinó Mateluna. "No lo reconocen como se debería", acotó Zúñiga. "Lo aplauden en todo el mundo, menos aquí", lanzó el "Puma" Nahuel. Y luego debatieron en torno a su dura pelea contra un malestar. Los boxeadores concluyeron que Martín, desde hace varias semanas, acusaba un dolor en la nuca. Postergó la visita al médico hasta que la angustia puso al mejor boxeador de la historia de Chile contra las cuerdas. Apenas se instaló en el hospital dijeron que debían intervenirle la cabeza. La idea era hacerlo el martes, pero el dolor adelantó la cita.
A las 15.45 horas el doctor Jaime Monsalves salió de pabellón y se acercó a un tumulto gritando: "¿Familia de Martín Vargas? ¿Algún familiar, por favor?". Este reportero, atónito, miró a los lados. No había nadie. Luego se sumó otro galeno y el reportero se acercó con modestia.
-Uff, al fin. Mire, lo que tienen que saber es que Martín fue operado con éxito. Lo drenamos. Le sacamos líquido. Respondió bien a la anestesia y a la intervención.
-Sí, está animado. Pero está bajo anestesia, señor. Ahora lo llevamos a recuperación.
preguntó el reportero imaginando al ídolo en soledad.
-No ahora. Lo importante es que usted lo apoye en todo lo posible. Informe usted al resto-. Y el médico se fue.
El reportero sintió una responsabilidad enorme. Por diez minutos fue sindicado como el hijo de Martín Vargas y ahora debía buscar a su familia apócrifa. Sintió la energía de ser un Vargas, pero ya era lo de menos. El ídolo ya sanó y el veredicto fue unánime: a sus 59 años Martín Vargas ha vuelto a pegar. Y los Vargas estamos felices. J