Reflexología: conectados desde los pies al cerebro
Entregué mis pies a las manos de una experta, todo para vivir una sesión de reflexología. La profesional dictará un diplomado para aprender esta terapia.
l Fernanda Carrera Pérez
Usualmente tenemos una nula preocupación por nuestros pies. A menos, claro, que sea verano y estén expuestos a los ojos del mundo. Es en esa corta temporada en donde nos preocupamos de ellos, bueno, al menos las mujeres. Pero, ¿no se merecen un poco más de cariño? Después de todo son ellos los que sufren el paso del tiempo y nos trasladan a todas partes.
Son los únicos testigos de las huellas que a diario recorrimos y, por supuesto, soportando todo el peso que ello implica. Caminar, trotar, correr, andar apresurado o disfrutando el paseo, como sea y donde sea, sin los pies sería muy difícil seguir el camino. Tienen hasta un aire de nostalgia, porque a menos que nos hagan falta, ahí recién nos daríamos cuenta de lo importante que son.
Pero eso cambió. Para este reportaje me ofrecieron algo diferente, en donde ellos serían los protagonistas. La idea sonaba atractiva; el nombre de la terapia, reflexología, la había escuchado pero no sabía bien de qué se trataba. No lo pensé dos veces y viajé a Santiago para probarla. Mis pies estarían en manos de una experta perfeccionada en el extranjero.
Llegué hasta calle Ejército 467 en Santiago. Ahí me esperaba la reflexóloga Claudia Sepúlveda, educadora de la Universidad de La Serena, con perfeccionamiento en España relacionado a esta terapia podal. Allá aprendió nuevas técnicas que hace dos décadas está aplicando en Chile. Eso sí, comparte su conocimiento y ha hecho talleres y cursos de verano; este 2014 va por la octava versión de su diplomado.
Entre las técnicas que Claudia aplica está el masaje japonés, metamórfico, la reflexología facial, de manos, podal e infantil. Cada una de ellas, enfocadas a un concepto: el bienestar.
La reflexóloga me recibió en el departamento donde practica todas estas terapias naturales. Dijo que llegó a esto por casualidad, luego que un día en que estaba estresada, le recomendaron una sesión de reflexología. Fue sin saber ni conocer del tema, y cuando la probó, hizo de ella una filosofía de vida. Aunque a las pocas sesiones notó cambios físicos y emocionales, continuó yendo por un año hasta que decidió convertirse en reflexóloga.
Con música de relajación me recosté en una camilla y me saqué los zapatos. La sensación de libertad en las 'patitas' es increíble, al igual que cuando uno se dispone a descansar. De hecho Claudia me recomendó andar descalza en casa, me dijo que era lo mejor que podíamos hacer por nuestros pies. La sesión duraría una hora y la invitación era a dormir. ¿Lo lograría sin tener sueño?
Para empezar traté de no caer en los brazos de Morfeo, debía no perder detalles de lo que ocurría para transmitirlo en el reportaje. Aunque, si no fuese por la entrevista, hubiese caído fácilmente...
"Esta es una terapia natural que trabaja a nivel de terminales nerviosos, los pies tienen una alta sensibilidad y cuando vamos presionando áreas, mediante estos terminales se van enviando impulsos nerviosos que por la médula espinal llegan a tu cerebro", me explicaba Claudia, mientras presionaba mi pie en diferentes puntos.
De acuerdo a ella, en ese instante el cerebro registra toda la información y la mapea rápidamente. ¿Cómo lo hace? Esa es la pregunta del millón, nadie lo sabe... confesó Claudia, pero lo impresionante es como trabaja tan velozmente.
Cuando el cerebro dibuja el mapa, libera en el torrente sanguíneo múltiples hormonas, entre ellas endorfinas y oxitocinas, lo que finalmente produce el bienestar, la relajación, y la felicidad. Estaba alerta, la sesión no solo relajaría mis pies, sino también eliminaría la tensión (laboral, por supuesto...), y donde hubo dolor ya no habría, los desechos serían eliminados y mi cuerpo comenzaría a sanar. ¡Qué maravilla! Y todo, a través de mis pies.
Con la reflexología todo el cuerpo es tratado... el alivio de tensiones musculares, articulares, bruxismo, insomnio, agotamiento y cefaleas son algunos de los problemas que fácilmente pueden ir siendo erradicados con la terapia.
"Aunque es imposible diagnosticar enfermedades con la reflexología, puedo trabajar algunas dolencias o problemas para que sanen más pronto", cuenta la mujer.
Es por eso que Claudia cuando comienza la sesión de reflexología podal hace preguntas, la primera de todas está relacionada a la salud actual y pasada. La idea es conocer la historia del paciente para que Claudia pueda trabajar a través de los pies la enfermedad identificando los puntos que se pueden trabajar más con la digitopunción (la presión en el pie).
Otro punto que es preciso destacar es tener en conocimiento la anatomía de los pies. "Tan solo viéndolos podemos identificar si hay aspectos diferentes, por ejemplo callitos, durezas, dolencias que son injustificadas para ellos, y que no deberían estar", me relató Claudia después de haberme dicho, que mis pies estaban completamente sanos. Eso me alegró, especialmente después del mea culpa por nunca haberlos regaloneado antes.
La reflexología se desarrolla en muchos países especialmente en Europa, en donde se imparte en spa naturales, hospitales y centros naturistas desde 1940. Sin embargo en Chile se conoce y se difunde hace cerca de 24 años.
Hoy, en pleno siglo XXI, cuando las terapias alternativas son la elección de muchos, están al alcance también de poder aprenderlas. La idea para Claudia siempre ha sido compartir el conocimiento, lo que hoy la convierte en la directora de un diplomado que desde hace ocho años creó e imparte con el apoyo de la Universidad Bolivariana.
Es la octava versión de Diplomado en Reflexología Integral "Visión integradora del ser humano", el que iniciará el 15 de abril. El curso incluye 180 horas pedagógicas, con una modalidad de ocho módulos los fines de semana, con posibilidades para que personas de provincia también asistan. Los requisitos para ingresar son cuarto año medio rendido y una entrevista personal. "Es posible realizar talleres en regiones siempre y cuando se junte harta gente", aseveró.
La idea de Claudia con este curso es ampliar el conocimiento, especialmente cuando se trata, por ejemplo, de la reflexología infantil. "Es recomendable para que los padres la practiquen en sus hijos, se pueden usar para cólicos, dolores musculares y para su sistema nervioso; es necesario en esa etapa que los padres construyan un vínculo y se da a través del tacto... Ahora, cuando tú aprendes reflexología podal, podrías aplicarla perfectamente en las manos", acotó la mujer.
A esa altura, la profesional había terminado con mis pies y siguió, para mi sorpresa, con las manos. Los efectos esta vez, fueron mucho más inmediatos. La relajación que recorría mi cuerpo podía sentirla a través de mi columna, la somnolencia y el cansancio en los ojos, fueron inevitables.
La experta me explicó que esto se debía a que las terminaciones nerviosas de las manos están mucho más cerca del cerebro, al contrario de las que están en los pies, las que hacen un recorrido mucho más largo para llegar a este órgano. "Los espacios y las zonas suelen ser más pequeñas en las manos, es por eso que el efecto es más inmediato, la digitopunción es mucho más suave que la aplicada en los pies, no necesitan tanto impulso las terminaciones nerviosas", justificó.
Así como Claudia Sepúlveda trabajó en mis manos y pies, también pudo haberlo hecho en mi cara (reflexología facial), una terapia de origen vietnamita, realizada para tratar dolencias como cefaleas, trastornos gástricos, insomnio, cansancio y ansiedad.
La técnica metamórfica, que también practica la profesional, trabaja a nivel de pies, manos y cabeza, y actúa a nivel emocional, siendo muy útil para quienes viven duelos, cambios trascendentes de vida o necesitan tomar decisiones importantes.
Su taller corporal, que también tiene gran recepción, está basado en movimientos suaves a través de distintos elementos como globos, sedas, palos de bambú y pelotas. "La idea es re-educar el cuerpo y es una metodología corporal para soltar tensiones, abrir espacios que han estados agarrotados, estirarse, conocerse desde el propio cuerpo", contó.
Estas diferentes terapias que también se convierten en cursos para quienes deseen aprender se pueden encontrar en la página web de la reflexóloga: Centro Relajación (www.centrorelajación.cl).
Claudia había terminado con mis manos... casi estaba dormida en la silla, los ojos quedaron con esa sensación de arena por unos segundos... Me paré lentamente, por recomendación propia de la profesional. Estaba relajada, renovada y me sentía, aunque no lo crean, purificada. Debe haber sido por las hormonas que ahora fluían en mi cuerpo, esa sensación de felicidad y bienestar estaban conmigo. La terapia, había resultado todo un éxito, y no solo mis pies eran los más agradecidos. J
l La reflexología aparece en tiempos remotos; de hecho, hay grabados, pinturas y jeroglíficos en los que se evidencia que los pies se ocupaban para algo y que ellos tenían una connotación espiritual de trascendencia. En Egipto al realizar las momificaciones extirpaban la planta de los pies con el objeto de liberar el alma del más allá en el plano terrenal. En tanto, en China las primeras luces de la acupuntura y la sanación del cuerpo mediante agujas nació con la presión ejercida en los pies con las manos. Ya en el año 1880, se desarrollaron teorías que aportaron a los primeros estudios de lo que hoy conocemos como la reflexología.